Terradillos - Salamanca.
La idea siempre estuvo ahí, desde la primera vez que me senté en una sala de reuniones y alguien me explicó cómo debía vender un producto a una persona que no necesitaba ese producto. Me imagino que a vosotros también os ha pasado, trabajar un oficio y decir: “esto da para escribir un libro”. Pues bien, yo he hecho realidad esa frase.
Poco a poco fue tomando forma, cada día las situaciones se volvían más inverosímiles, los personajes más característicos, pero cuando la idea se volvió real fue en mi coche, mientras volvía a casa por la carretera de Terradillos.
Se hacía de noche a mi derecha, el campo llano de Castilla en penumbra, la carretera recta y aburrida, y yo pensando en cómo podía haber dejado a mi familia para ir a casa de un cliente.
El señor me llamó, no gritando como otros, pero sí se le notaba cierto fastidio en la voz, me explicó la tragedia: le habían instalado el router pero ahora no le funcionaba internet, y el servicio técnico no llegaría hasta el día siguiente, algo inaguantable. Cuando acabó de contar, le puso la guinda que le ponía todo el mundo a estas situaciones: si no se le arreglaba rápido, se iría de la compañía. Tenía que hacer algo.
Ya ni recuerdo cómo lo arreglé, el cliente quedó satisfecho y esa misma noche pudo ver vídeos de TikTok y hacerse un par de pajas. Y volviendo de esa casa vi el libro entero, sus capítulos, sus palabras, su juego.
Un comercial abre las puertas de toda la ciudad, de todas las empresas, llama a los timbres de todas las casas, toma el pulso a la calle, al tráfico que hay en ella, sabe engatusar, sabe la última oferta, el último chiste, y te dirá lo que quieres oír con tal de que pongas tu firma en un contrato.
Es por ello que se encuentra con personajes rocambolescos e histriónicos, situaciones absurdas e inverosímiles.
Aquí he seleccionado algunos personajes que me encontré en el camino, algunas situaciones que, a veces por suerte, a veces por desgracia, me tocó vivir.
Espero que lo disfruten.
Comentarios
Publicar un comentario