Entradas

Mostrando entradas de enero, 2016

Repugnancia.

Imagen
                A tanta gente que dije adiós. ¿Por qué me pusisteis tanto impedimento? ¿Acaso ya me veíais capaz de escribir estas palabras? Víctimas de vuestra envidia, os felicito, las ataduras, frecuentemente, valen para poco. Temerosos de la gente brillante, no os importa que un niño pase hambre, ni que añore el abrazo de su padre. Mi felicidad es lo primero, sentenciáis al firmar los papeles del divorcio. Canosa testa llena de escupitajos, oxigenados y deprimentes, respiráis creyendo ser inmortales. ¡Ay! incrédulos analfabetos, desde la repugnancia que me dais, os informo que la muerte también se llevará vuestras insulsas vidas. Vender el alma a cambio de un chalet y dos coches en el garaje, una segunda mujer más joven que se enfada si no le compras joyas, y un hijo consentido que juega con drogas. Usureros denigrantes, tarde comprenderéis que el dinero no lo es todo, cabrones. Dignos de algo peor que el infierno, todos los males se acordarán de vosotros, pero ahora continuad

Vergüenza.

Imagen
Sois víctimas de este sistema tan lleno de asesinos y curas pedófilos, vivís preocupados por los likes de vuestra foto de perfil, el ridículo vestido de la Pedroche o el dinero que ganará el pequeño Nicolás en la asquerosa parodia de Gran Hermano. Me da vergüenza veros hacer fotos a los Gin-Tonics; de cardamomo, de fresa, de pomelo, o de la última gilipollez que haya inventado lo que hoy los modernos llaman Bartender. Porque ahora compartir se llama Streaming, chico con barba y pajarita Hipster, achispado el rico que va borracho, adolescente pegado al ordenador Youtuber, y los enemigos se presentan como Haters, todos ellos en busca del amado Trending Topic. De pequeños pedís ropa de marca, ya de mayores que os vista Inditex. El poeta debe lucir sombrero y cualquier niña un vestido lo más parecido al de la Pedroche. Si no fuera por la edad sería imposible diferenciar una choni de una señora. Seguid haciendo cola en las rebajas, la ignorancia sólo entiende de saldos. Patético palo de s

Pena.

Imagen
Que no pueda escribir todos los días, que el papel rechace mis palabras, que este Relámpago viva huérfano de rima, que las musas no sepan donde vivo; es una pena. Es una pena no ser más inteligente, no aprovechar los talentos,                    a menudo malgastados de estas tardes invernales, ni los charcos que deja la lluvia donde se reflejan las letras de un cine o el lento vaivén de los árboles desnudos. Que cueste tanto dinero un libro, una entrada de teatro, de ópera, ver La fragua de Vulcano, bailar en un concierto. Que las casas de los poetas estén en venta o deshabitadas de jóvenes literatos. Messi antes que Cervantes, cualquier poeta después que Belén Esteban. La incultura, la incultura es una pena. Porque dan pena los políticos, la televisión, esos tópicos donde nos quieren encajar, el estúpido americano y sus armas, las subvenciones, casi siempre, a los de siempre, el arribismo, las banderas después de la batalla, los hijos de la gran puta que hacen daño a los animales.

Leaving Las Vegas.

Imagen
Para Mademoiselle The Bride.  ¿Cómo plasmar en papel nuestros besos y este amor que el mundo envidia? ¿Existirán palabras que al juntarlas produzcan un escalofrío en esa pálida piel? ¿Podré, con unos deshilachados versos, convencerla de que escape conmigo? Durante el plenilunio de un febrero lejano y frío, prometimos que, algún día, nos casaríamos. Pero no como esas parejas mundanas que salen de las iglesias rodeados de familiares que tiran pétalos de rosas, muy elegantitos ellos. O esas otras que se casan por lo civil, concejal mediante, saliendo la hermana de la novia a leer un discurso en un improvisado atril, mientras un fotógrafo deambula entre la gente capturando las lágrimas de la única amiga que aún está soltera. No, en nuestro enlace no habría nada de eso, nada de madrinas a la última moda, ni orquesta mediocre, ni barra libre, ni cuñados borrachos. Huiríamos lejos de tradiciones sinsentido, de esta ciudad, sin familiares, solos ella y yo. Tardamos poco en elegir un

Greta.

Imagen
Recuerdo el día que, abandonada, te encontré en un sinsentido.  Sola e indefensa, pequeña gatada, no pude resistirme a tu maullido Pronto te coroné princesa de mi hogar, armadanzas saltando por estanterías, primera de la clase en demostrar  que hay mucho de felino en las poesías.  Da igual que seas una diosa y la reina de todos los carnavales, cuando peques de avariciosa, Sabi te enseñará modales.  Con desmesurada cautela  arañas el sofá o mi corazón, haces confeti una mala novela o me libras de otra depresión.  Esfinge que mira el atardecer, gata de bañera, sombra chinesca.  En Venecia, un mercader,  moriría por tu magia Versallesca.  Un parque de atracciones es una caja de zapatos, En el pasillo los ratones son juguetes turulatos.  Guardas tesoros bajo el sofá, cazas fantasmas asustadizos.  Sé que el mal sueño no vendrá  porque me cuidas con hechizos.  Por tu pelaje bruñido y tricolor, por tus ojos, relámpagos verdes, por la mano de este escritor  que tiernamente muerdes.  Por ser l