EL PRECIO DE VIVIR.

   


    Un rasguño de llanto inconsolable. El daño barato e injusto. Las lágrimas en una habitación de hospital, en una casa imposible de pagar. Un adiós con la hoja afilada. Una urgencia convertida en susto. El estrés del reloj, con sus minutos desaprovechados. La soledad de las tardes de domingo, o el desapego de quien una vez amaste. Una caída sobre la tierra seca, sobre el cemento caliente, sobre el lodazal húmedo y nauseabundo. La quemazón de quien ha estado mucho tiempo expuesto al amor. El olvido de los otros, las tonterías que hacemos para que ese olvido no germine. Un grito que pide ayuda. La mejilla encendida por una bofetada, el brazo malva por el agarre de quien no nos dejaba marchar. Las fotos de aquellos que nunca serás tú, felices en ciudades extrañas. La perfidia de los enemigos que no elegimos. El reflejo cuando alguien levanta la mano. La felonía de tu amigo. El dolor que regalamos al inocente, la risa que otorgamos a quien no lo merecía. Las zancadillas del vecino, y esa cicatriz, y la rodilla roja, y el tiempo que nunca volverá. 

         Marcos H. Herrero.

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