Derrota (III)
" Los que pudieron ser y no han querido". Benditos malditos II Nunca me gustó ser quien soy (¿a alguien sí?). Esta cabezonería hacia la derrota a menudo se hace insoportable. Sepa usté que yo no pierdo porque existan novios mejores, preferibles, o escritores más brillantes, o trabajadores mejor cualificados, más competentes. No los hay. Yo pierdo porque me gusta. La situación de abandono y soledad (¿se acuerdan del poema?), de fracaso y caída me hace sentir vivo. No le agarro la gracia a ese invento del hombre llamado felicidad; tener casa, coche, suerte, amante, cortar el césped del jardín los domingos por la tarde, sonreírle al éxito, dormir sin desvelo en una cama desmesurada, ser el primero de la clase, para mí, no merece la pena. Podía haberlo hecho mejor la verdad, mas no, amo el desastre. Prueben ustedes, abandonen a su pareja, derramen lágrimas en el andén, voten a Syriza para rehabilitar la famosa tragedia griega