ESCRIBIR UNA PRIMERA NOVELA Y II.

 











Cuando estoy deprimido y las cosas no funcionan, literariamente hablando, veo un vídeo de Alan Moore en el que da unos consejos a los nuevos escritores. El tipo ese de la barba, que podría haber cobrado una millonada por los derechos de la máscara de V de Vendetta y que pasó del dinero (entregándoselo a las grandes multinacionales), dice que los nuevos escritores no vamos a vivir de la letra, que él es un caso especial, y que por eso debemos trabajar en lo que nos gusta, tratar a la escritura cuál diosa repentina capaz de concedernos más de tres deseos, que nos olvidemos del dinero, que escribamos y nos esforcemos lo mejor que sepamos. Y yo me pregunto: ¿qué hay del éxito? 

He visto la cara de decepción en mis familiares y amigos cuando les dije el número de ejemplares vendidos en un año, he aguantado críticas negativas de gente que parece que vota películas en filmaffinity, el “me ha gustado, PERO..”, he dado las gracias a personas que me han felicitado por escribir un libro que ni siquiera han tenido la amabilidad de comprar. También he sentido los nervios de ese ángel de caridad que se acerca con timidez a pedirme una firma, al que le pregunto si le ha gustado el libro mientras intento que no se note mucho el temblor del bolígrafo. 

Supongo que el éxito consiste en cambiar las caras de desencanto, esa sensación de fracaso constante, quitarle el pero a las opiniones, pero Allan Moore también dice que no espere estar en las listas de los Best Sellers al lado de J. K. Rowling, que escriba, que disfrute del camino, y que cuando encuentre un camino fácil, vaya por otro lado. 

Así que habrá que hacerle caso al barbudo de Moore, además ¿cuándo me han importado las opiniones externas o la cara que pone un vecino cuando paseo frente a sus narices? Hago lo que quiero, lo que me gusta, quizás ellos no puedan decir lo mismo. Y quizá radique ahí la gracia de todo esto: trabajar en lo que me hace feliz, seguir escribiendo sin escuchar el ruido de fondo. 

“Asegúrate que estás a la altura”, pero no a la altura del crítico que te da su opinión sin haber leído un libro en su vida, ni a los comentarios de internet, sino a todos los que escribieron antes que tú, que se esforzaron y pusieron el listón lo más alto posible para que tuvieras que esforzarte tanto como ellos. 

Recuerda a todos los hombres y mujeres que lo lograron antes que tú, esa es la compañía que debes tener. No los decepciones. 

Marcos H. Herrero.

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