VAGAR POR EL DESIERTO.





 Te levantas, te duchas, te cepillas los dientes, desayunas, abres Facebook, ves las noticias, las fotos de tu vecino que ayer hizo una fiesta, sientes envidia, 13 niños han muerto bombardeados en Palestina, un meme divertido, un vídeo del programa que te perdiste anoche, unos cuantos anuncios basados en lo que buscas por la red, cierras Facebook y te vas a trabajar. Cuando vuelves estás cansado, hablas lo justo con tu familia, comes algo, chateas con tu amigo, quizá un cotilleo, quizá una discusión sobre política apoyada en noticias falsas, quizá una foto que muestre tus manipulados ideales, ha sido un día de mierda así que te pones a ver el catálogo de Netflix, media hora después te duermes con el mando de la mano. 


Y sí, han asesinado a 13 niños en Palestina, pero a quién le importa ¿verdad? Están lejos, muy lejos, sólo podemos opinar sin tener el más mínimo conocimiento de lo que ocurre en aquel país lejano y hostil, opiniones contrastadas y vehementes las nuestras, eso sí. Más no podemos hacer, ya tenemos bastante. Nos preocupa lo que ocurre a nuestro alrededor, los entuertos de la gente cercana, a veces, ni siquiera eso, porque, coincidirá el lector, la seguridad y la salud de uno es lo más importante. Hasta no hace mucho cuando dos tontos pegaban al listo de la clase había alguien que se acercaba y decía: Venga va, ya vale. No era mucho, pero era algo. Ahora no tenemos ni esa mínima deferencia. Mirar hacia otro lado se llama. Porque como digo, ya tenemos bastante con lo nuestro; comparar ofertas en Amazon, tomar una caña en una terraza, ver un vídeo en YouTube, comentar, criticar, opinar, y tenerle envidia al vecino, ese cabrón que no nos invita a sus fiestas. La vida de una persona del primer mundo es muy muy estresante. 


Ya escribí en 2014 sobre lo que está sucediendo en Palestina, si fuera tan amable querido lector, pinche arriba de esta página, en la lupa, y escriba: Casquillos del espanto. Le saldrá mi opinión sobre el tema, mal escrita pero jodidamente auténtica, porque yo también soy un habitante mundano y desapercibido, como usted, como todos, que sólo quiere dormir bien y gritar hijos de puta a los desalmados que matan niños. Cuánto le hace falta al pueblo elegido por un Dios sordo, ciego y bromista, otros 40 años de vagar por el desierto. 


Te levantas, te duchas, te cepillas los dientes, desayunas, abres Facebook, ves las noticias, la foto de tu prima en el ascensor, un vídeo de dos personas imitando las voces de una serie, invasión en Ceuta, el meme del gato, el del perro musculoso, anuncios basados en lo que buscas por la red, cierras Facebook y te vas a trabajar. Cuando vuelves estás cansado, pero hoy hablas un poquito más con tu familia, ¿habéis visto lo de Ceuta? Preguntan, para informarte abres las noticias digitales, por lo visto están invadiendo el país, unos chavales con chándal y otros sin camiseta corren por una playa que no conoces, el enemigo ha traspasado la muralla, esa playa es tuya, hay que defenderla, sacar al ejército, siguen las imágenes, soldados abrazando a mujeres que tiritan, guardias civiles sacando del agua a negros hambrientos, a un bebé de dos meses, menores con pinta de Bad Bunny que no queremos en este país, políticos arañando votos ¿esto es realmente una invasión? Te preguntas, pero el cansancio comienza a hacer mella en tu mente, es tarde y aún te queda catálogo en Netflix. 


Y sí, estamos siendo invadidos, miles de negros, cansados de pasar hambre, se han presentado a las puertas de nuestro castillo, encended las almenaras. Me imagino al abuelo que mañana abrirá con cautela las cortinas del salón, temeroso de ver una horda de inmigrantes ahorcando al alcalde en la plaza mientras el concejal de festejos llora desconsolado. Tendrá que rezar mirando a la Meca para seguir con vida, su pensión se la darán a un moro que hará cimitarras con ella para continuar la invasión rumbo norte. Y es verdad, pensará, la última vez que un ejercito traspasó las fronteras sureñas vinieron detrás de un dictador, muy cabrones eran esos marroquíes. 


Lo que pasa que ahora el que quiere ser dictador no ha hecho la mili y los invasores no son sino críos hambrientos y desesperados que hay que rescatar del agua.


      Marcos H. Herrero.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Al arte que me ha dado tanto.

ESCRIBIR UNA PRIMERA NOVELA Y EL RUIDO QUE NOS SEPARA.

Un camino diferente.