11.

 



Once años de fracaso y depresión. De ser malo, antipático, desagradable. Once años sin libertad, atado a unas cadenas cortas e irrompibles. Once años con el alma destrozada, con desgarrones por todas partes, con la sonrisa trastocada, pagando la cuenta de un momento injusto. Once años cojo, roto, amargo, inservible para casi todo. Once años haciendo preguntas que nunca tendrán respuesta, señales invisibles que sólo devuelven soledad. Once años desorientado y fugitivo, mentiroso, desperfectos de una vida errática porque tú no estás. Once años en los que ha seguido saliendo el sol, insensible a tu despedida. O la luna, brillando con sus lágrimas oscuras y silenciosas en mi habitación. Once años sin lo más importante de mi vida. Once años echándote de menos. Ya está bien, ¿cuándo vas a aparecer de repente y acariciarme el pelo? Tengo tantas cosas que mostrarte. Acabaría mi dolor en el mismo segundo que te viera emerger entre la multitud. No tendrías que decir nada, ni siquiera te preguntaría dónde has estado este tiempo. Cogería tu mano para llevarte a los lugares en los que más falta me haces, no pararía de hablar y de llorar de alegría. Volvería a ser el niño que camina con su madre contándole las aventuras del colegio, o inventándose historias infantiles, de aviones que llegan a las estrellas. También lanzaría reproches a todos aquellos que se creyeron tu adiós. Os dije que volvería. Podrías venir hoy, cuando mi hija ha aprendido a decir mamá y el dolor duele más. Pero no será así más allá de estas palabras, como siempre, vas a dejar que cargue con este sufrimiento toda mi vida, que siga herido porque la vida me robó lo que más necesitaba. Con lo fácil que sería, con lo poco que pido. Si tú aparecieras detrás de mi último suspiro me cortaría las venas ahora mismo. 


Marcos H. Herrero.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Al arte que me ha dado tanto.

ESCRIBIR UNA PRIMERA NOVELA Y EL RUIDO QUE NOS SEPARA.

Un camino diferente.