EL DÍA QUE NOS SALVÓ LA PLEBE







El día dos de mayo de 1808 España sacó la navaja
y las mujeres agarraron los cañones para defendernos.
Una pescadera mató a un soldado francés con sus tijeras,
la costurera de la esquina cosió heridas de rebelión.
Las madres luchaban junto a sus hijos
y una monja bendecía al pueblo desde el balcón.

El día dos de mayo de 1808
los pobres salieron a la calle para morir,
mientras los ricos miraban recelosos por sus ventanas.
Todo era gris, todo era España.

El día 2 de mayo de 1808
cuando el ejército francés
disparaba contra gente desarmada,
el Capitán Pedro Velarde dijo:
vamos a batirnos contra los franceses,
y abasteció de armas al pueblo.
Luis Daoiz, también Capitán,
frenaba con una batería de cuatro cañones
el ataque de las tropas imperiales.
A la hora de la rendición atravesó con su sable
a un general francés por llamarlo traidor.
La hija del panadero, Manuela Malasaña,
llevaba pólvora al cuartel de Monteleón.

Los tres murieron el día 2 de mayo de 1808.

La lluvia limpió el rojo de las calles,
las navajas romas, el orgullo de ser español.

Llegó la noche y los derrotados suplicaron
delante del arcabuz del victorioso.

Galdós escribía y Goya pintaba
el momento fugaz en el que los desheredados
pararon con su valentía al mejor ejército del mundo.

      Marcos H. Herrero.

Comentarios

  1. Deberías escribir otro libro, me gusta mucho lo que has dicho

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