POESÍA II. UNA CUENTA IMPAGABLE.



Te he visto caminando por la calle
en horas exclusivas de borrachos.
Volviendo, con el amanecer en la mano,
de fiestas subversivas y lisérgicas.

Manirrota y despiadada, imprudente,
de pelo ceniciento, casi olvidadizo.
A punto de acercar fuego a gasolina,
de hacer arder la vida que no elegí.

Te he visto sobre altares paganos,
rodeada de flores delicadas,
olías a perfume de alabastro,
sólo los más inteligentes te adoraban.

Enferma, sobre una cama séptica,
con dedos amarillos de alquitrán,
temblabas por un último trago,
rodeada de gente suburbial.

Te he visto frágil
en el flexo de aquel que quiere ser poeta.
Te he visto poderosa
en el corazón con bala del verdadero poeta.

Intercediendo entre mi dedo y el gatillo,
entre mi cuello y el trenzado de la soga.
Pusiste una metáfora como barrera
cuando tropecé al borde del precipicio.

Me salvaste la vida en tantas ocasiones
que te debo una cuenta impagable.
Mi sangre y mi saliva, mi navegar.
Estos huesos malacostumbrados.

    Marcos H. Herrero

Comentarios

Entradas populares de este blog

Al arte que me ha dado tanto.

ESCRIBIR UNA PRIMERA NOVELA Y EL RUIDO QUE NOS SEPARA.

Un camino diferente.