NADA VOLVERÁ A SER IGUAL.



Las noches con sus ojeras desmesuradas.
Los días con sus eternos e inciertos soles.

Mis libros y las horas intempestivas para leerlos.
Mis poemas y los oídos a los que van dirigidos.

Las alegrías de los viernes por la noche.
Las tristezas de los ásperos lunes.

Mi embriaguez festiva y facilona.
Mi sobriedad de la que no quiero ser amigo.

El sueño que creía inmutable y dejó de serlo.
Las pesadillas febriles con monstruos en el armario.

Mis inútiles mentiras, ya olvidadas.
Mis verdades que no convencieron a nadie.

Las heridas abiertas e imaginarias.
La mercromina que cura y es tu sonrisa.

El tiempo que nunca más será perdido.
El espacio, diminuto de repente.

Las monedas de mi bolsillo no gastadas en derroche.
El oro que acuñé reposando en las estanterías.

La vida, tan dolorosa como siempre,
la muerte, con la que no quiero tratos.

Mi derrota tan cacareada, tan remediable.
Mi victoria, que lleva nombre de mujer.

Los motivos por los que vivir,
por los que continuar luchando.

       Marcos H. Herrero.

Comentarios

  1. Tu texto, con mucha enjundia, me ha hecho recordar el profundo poema "Vida" de José Hierro.
    Celebro esos motivos por los que vivir, porque te lo mereces y por tu victoria que lleva nombre de mujer.
    Un fuerte abrazo, Marcos.

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