Éxito y fracaso.






Éxito.

Una equis en un cuadrado,
un trabajo bien remunerado.
Mantenerte alejado del barranco,
firmar un cheque en blanco.
Una medalla de falso brillante,
el chef que te sirve un bogavante.
Tener la edad estipulada
y una recomendación falsificada.
Estar a la hora correcta en un lugar,
saber qué coño o qué polla chupar.
Dormir sobre una almohada mullida,
un as que nunca pierde la partida.
El camino sin baches ni esclavitud,
la métrica del mar y su quietud.
Nacer con suerte, con padrinos y dinero,
no morir en París con aguacero.

Fracaso.

Un intento de atraco,
de ser feliz, de mejorar,
injustamente frustrados, claro está.
Un traspiés recalcitrante
con la única baldosa levantada del camino.
Una falta de ortografía del escritor
que publica pero no vende.
El divorcio enconado que provoca
una custodia mal compartida,
darle coba a la desgastada suripanta
que motivará dicho divorcio.
Un eterno aprendiz, aspirante a nada.
Una queja, porque la vida es una mierda.
Entrar segundo en la meta o en la cama.
Hacerse el sordo ante las modas,
es decir, navegar a contracorriente.
Los números por debajo del ocho,
y esos otros números que nunca son los de tu boleto.


Marcos H. Herrero.


Supongo que será este pensamiento y esta edad que acarreo en la que todo es balance, pero llevo tiempo preguntándome por el éxito, por el fracaso. ¿Qué son, cómo se llega a ellos, nos han informado bien sobre los caminos que debemos tomar para llegar a uno de estos dos puntos, y sobre todo, quién ha tocado el éxito o el fracaso?

Hemos sido educados bajo conceptos irreales. Nos dijeron que lo mejor era estudiar una carrera, preparar una oposición, ser funcionario. El que no logra conseguir estas premisas es un fracasado, ¿o no? Sin duda todo va asociado al dinero, cualquier padre valorará antes el estatus de quien anda con su hijo o su hija, que su forma de ser o el trato para con ese hijo/a.

También es cierto que una sonrisa o un simple desplante pueden derrumbar montañas de dinero.

Abordar la creación, intentarlo, es un éxito, pero si el resultado es una obra abominable, ¿estaríamos hablando de fracaso? Del éxito al fracaso en arte hay un paso, el artista que presenta una obra después de su obra maestra será criticado si nos ofrece lo mismo, por repetirse, y si expone algo diferente también será denostado, por intentar cosas nuevas.

No pasa esto en nuestra vida cotidiana donde el éxito muchas veces es tener un pan sobre la mesa.

Una cosa es segura, el riesgo es la frontera entre el éxito y el fracaso. Una línea fútil que puede llevarte sano a la otra orilla o dejarte caer a la piscina llena de tiburones.

Observo a la gente que supuestamente tiene éxito, con sus uniformes y sus trajes a medida, y a otros que estamos abocados al fracaso, con nuestros problemas y nuestras deudas, y la verdad, no sabría qué elegir.

El exitoso está acomodado, vive bien con sus triunfos; un jardín trasero, una familia hermosa con problemas nimios, un trabajo estable y bien remunerado, la repisa del salón llena de fotos con sonrisas y medallas de oro.

En la otra esquina está el derrotado, que sale a la calle todos los días a cambio de un sueldo risible, que se esfuerza, que bebe, que maldice, que le cuesta, que se cae, en fin, que sobrevive, muy probablemente a duras penas.

Las decisiones y la manera de afrontar los hechos que nos encontramos en el camino son el mayor combustible en esta diatriba. Hundir la tecla correcta, aprovechar las oportunidades y la escasa suerte, elegir a la persona adecuada, saber adaptarse; selección natural, Darwinismo llevado al éxito y al fracaso.

Tengamos en cuenta las aspiraciones de cada persona, no se debe querer ser cantante si uno tiene una mala voz, ni pianista si te faltan ocho dedos. Todas estos anhelos imposibles dan lugar a la frustración, prima hermana del fracaso.

Llegamos a donde llegamos, aunque la insistencia y el dinero pueden darle la vuelta a la tortilla. Un analfabeto puede ser escritor o incluso presidente si nace en el lugar adecuado. Por lo tanto, ¿es lícito hablar de éxito cuando factores como la posición social o la cuenta bancaria juegan un papel tan importante?

También supongo que esto son elucubraciones vanas. Cada situación es diferente. Para el niño al que han abandonado será un éxito conseguir sobrevivir día a día, en cambio, el niño rico, con familia y bienes fracasará si no llega a ministro (ahora que están tanto de moda).

       Marcos H. Herrero



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