So long cruel world.




Las malas noticias que vienen desde América me sacan del letargo voluntario en el que ando metido (literariamente hablando). 

Mis escasas entendederas comprenden que América es un país divergente y de contrastes, y que no todo es Nueva York ni Chicago ni Los Angeles, pero ¿Trump? ¿En serio? ¿Qué carajo está pasando? ¿Por qué cuando parece que vamos por un camino más o menos correcto pasa algo que nos atrasa? ¿Tan mal está la política? ¿De verdad el mundo se encuentra en estos niveles de bajeza, de maldad? ¿Qué tiene en la cabeza el elector de personajes tan estrambóticos? ¿Hay tanto miedo corriendo por las calles de ciudades olvidadas? ¿Las balas atraviesan los libros? 

Siempre pensé, sobre todo en lo referente a la política de mi país, que la gente elige al candidato menos malo, es decir, que incluso con pluralidad política y un amplio catálogo de aspirantes a presidente, el votante medio piensa: "Ningún político me va a ayudar, no van a hacer nada por mí. Analfabetos, corruptos, demagogos, mentirosos, también me da miedo lo nuevo, así que elijo un gobierno estulto e inmovilista, aunque me hunda no quiero un cambio brusco que pueda enderezar el barco, por si acaso."

Si a eso le unes las personas que votan a un partido político por cerrazón o ideales heredados, los que tenemos el dedo virgen y nunca hemos metido un papel en una urna, los domingos suelo tener resaca, pero que nos quejamos más que nadie de la situación del país, y el voto de la tercera edad pues da como resultado que tengamos un presidente corrupto, zafio y penoso. Claro que esto es España y no es comparable a otros países, pero de ahí, que ya es, a sentar en el despacho oval a un showman ricachón que habla con odio de muros e inmigrantes, pues no, oiga. Vale que Hillary no es la panacea, su programa estaba teñido de sangre, pero me aventuraría a escribir que lo podía hacer algo mejor que el tonto del pelazo. Después vienen las manifestaciones y las quejas, vemos peleas, coches ardiendo y hasta a Miley Cirus llorando por el desconcertante futuro que ha elegido su país. Cambiar a un presidente negro por otro que ha sido acusado de violación es un grado de estupidez muy desconcertante. 
Será que en América hay más Clint Eastwood de los que se pensaba, que hartos de ir a comprar a los ultramarinos regentados por pakistaníes, y embelesados por la música de un flautista pudiente quieren deportar a las personas que les venden la mantequilla de cacahuete a diario. Los ratones tirándose en conjunto al precipicio para acabar con el establishment. 

No sé qué pasará a partir de ahora, si habrá una tercera guerra mundial o si el mundo irá a mejor, lo que sí me preocupa es que existan políticos como Trump, Marie Le Pen, Putin o Rajoy. Da miedo, no ya por lo que puedan llegar a hacer, sino por la gente que apoya tanto odio y tanta inquina. Pero cómo este es un blog de soluciones, desde aquí insto a cualquier pistolero de Saloon, un John Wilkes Booth o un Lee Harvey Oswald, o quizá un James Earl Ray (en estos momentos estoy leyendo un libro sobre este último personaje que recomiendo: Como la sombra que se va, de Antonio Muñoz Molina, soberbio), a que pruebe puntería con un flequillo anaranjado. 

Y por si esto fuera poco, llorar durante el desayuno se está convirtiendo en cotidianidad, ha muerto Leonard Cohen. Duele. Yo aún tengo muy reciente su (aprende Sabina) You Want It Darker, jamás he disfrutado tanto con un disco cantado en un idioma que no es el mío, esa voz cavernosa y sensible, de poeta arruinado y tabernario, siempre me cautivó. Para alguien como yo es muy difícil descubrir a alguien como Leonard Cohen, se aleja demasiado de los inciertos parámetros vitales por donde me muevo, pero lo encontré, en una biblioteca desierta, en un disco rayado. Ahora me lo quitan, mis ídolos mueren, aquellos a los que me costó tanto encontrar, mis enemigos están en el poder. "Estoy preparado" le decía a su señor, y un aspirante a poeta olvidaba la pesadez de los viernes en un coche aparcado en doble fila. Sólo queda emborracharse mientras suena Chelsea Hotel. Apagamos la llama. So long Leonard. 

     Marcos H. Herrero.

Comentarios

  1. Un verdadero placer visitar tu blog.
    Te invito a visitar el mío.
    Saludos!!
    http://andreszuniga-escritor.blogspot.com.ar/

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