Ya queda menos.



Me gusta cuando el verano 
te pone esos breves pantalones,
cuando apenas el cielo se maquilla
con nubes grises como abriles. 

Me gusta el abanico de las marujas,
los crepúsculos lentos y rojos,
la gota de sudor que cae por tu ombligo 
mientras desvelamos a los vecinos. 

Me gusta el estío con sus siestas y su olor,
la húmeda nocturnidad de nuestro balcón,
ese bochorno que regala calles vacías,
bañistas semidesnudas, niños en el río. 

Me gusta que el mercurio se pase de la raya,
la sombra que refugia a los segadores. 
Me gusta el bochorno porque un viento
caradura e insolente levanta tu falda. 

Los amores de verano nos dejan
llorando sobre un andén septembrino,
como el alquímico y fugaz beso 
de aquel que quiere pero no se atreve. 

II. 

Mi felicidad es una escena de un agosto lejano. 
Unos niños tienen los cordones desatados,
juegan, con cicatrices de pirata en la barbilla,
sorteando abuelas que les dicen zascandiles. 

Un nigromante compra brebajes a tres brujas,
bomberos amarillos apagan los últimos rastrojos 
de un verano que huele a niebla de harina de trigo,
a sortilegio y cerveza, a unos labios peregrinos. 

Pero el otoño siempre vuelve con un temblor
como de hojas ocres y marchitas en el corazón,
octubre regala las más melancólicas poesías,
esas que no protegen contra el inminente frío. 

Se derrumban los castillos de arena de la playa,
las tardes longevas y sus rayos cegadores. 
El verano huye por un camino soñoliento
que va desde San Juan hasta tu espalda. 

La vida son nostalgias que se reflejan
en el brillo resbaladizo del hielo matutino,
hay un árbol que tiembla todavía ileso,
ya queda menos para volver a ver la nieve

       Marcos H. Herrero

Comentarios

  1. El estío, al irse, nos suele dejar el recuerdo del colorido de la estación, la diversión y el alborozo general en las calles, el desahogo de la sensualidad, una (fugaz) pasión de verano, etc. pero también la nostalgia de horas irrecuperables, sobre todo en lo que tienen de irrecuperables la infancia, la adolescencia y la juventud.
    Y siempre vuelve el otoño con sus hojas marchitas…mejor te dejo el precioso poema de Jacques Prévert interpretado por el gran Yves Montand. A mí me encanta.
    https://www.youtube.com/watch?v=9axqN-rU6DI
    Un fuerte abrazo, Marcos.

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    1. Me ha gustado mucho el poema. Gracias, como siempre, por tus palabras. Un fuerte abrazo.

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