Poesía.


La poesía es un engaño en el que quien engaña es más honesto que quien no engaña, y quien se deja engañar más sabio que quien no se deja engañar. 

Gorgias. 


Tiene sabores estáticos de la alta noche,
enfada a las chicas desprevenidas
que espían a escondidas sus versos. 
No le abre la puerta a extraños
ni a lectores de un día,
su magia es choque de espadas,
y si las terrenales parejas 
que requiebran, desordenadamente,
en los parques supieran de su existencia,
habría menos desengaños,
menos crímenes pasionales. 

Posee mi fidelidad, mi desdicha,
el camino empedrado que recorro. 
Me receta desvelos y cornadas
con su mano de aterida galena. 

Es magnética. Suave. Cabrona. 
Ribeteadora. Mentirosa. Intemporal. 
Es una tímida monjita onanista,
y la más digna y altiva prostituta. 

La vi en los ojos cansados de las chicas
que fingían de madrugada los tequieros. 
En la carretera que va hacia el sur
y desemboca en un mar soleado
lleno de bañistas, de tesoros hundidos. 
En un metro a punto de cerrar
casi consiguió equivocarme de parada. 
En los grises tejados parisinos
donde la luna se maquilla. 
En la pared del baño de un bar de beodos. 
También por debajo de mi pupitre,
donde escribía palabras a la chica
más inasible del instituto. 
En las cosas que una vez amé
y ahora apenas recuerdo. 

Fue en una tormenta donde la volví a ver, 
rodeada de lirios y truenos distantes,
vestía ella fulgor de relámpago indómito
para que sólo yo pudiera reconocerla.

     Marcos H. Herrero. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Tormenta de mayo.

ESCRIBIR UNA PRIMERA NOVELA Y EL RUIDO QUE NOS SEPARA.

Al arte que me ha dado tanto.