Un camino diferente.




Mucha gente me pregunta por qué no escribo sobre el Muay Thai, supongo que el respeto que este arte marcial me provoca hacía imposible poder escribir unas palabras sobre algo tan importante en mi vida, también porque hay que ser buen escritor para hablar de algo sagrado, pero si las redes sociales están llenas de gente que escribe, hasta con faltas de ortografía, acerca del Muay, ¿no lo iba a hacer esta delicada pluma que no se equivoca ni en un acento?

Hoy, 17 de marzo, día internacional del Muay Thai, día que se honra a los maestros, día de Nai Khanom Tom, quiero recordar a dos héroes que lucharon por esta disciplina, haciéndola digna, temida, alcanzable; uno es el anterior citado, que dejaremos para luego, y el otro es uno de los reyes más relevantes de Tailandia. 

Naresuan el grande, héroe de Siam, (hasta 1949 Tailandia era conocida como Siam, su capital era Ayutthaya) el rey que más hizo por el boxeo tailandés. Nació en 1555 en Phitsanulok, a los 8 años fue capturado por los birmanos, quienes lo llevaron a Pengu, capital del imperio Toungoo. Una vez allí, el pueblo birmano respetó todos sus títulos nobiliarios y fue tratado como futuro rey; instruido en tácticas de guerra, combate cuerpo a cuerpo e incluso llegando a ser uno de sus más destacados generales. Creían los pobres vecinos norteños que el futuro rey les estaría siempre agradecido por el trato, se equivocaban. Naresuan es intercambiado por su hermana Phra Supan Kanlayanee, nombrado gobernador de Phitsanulok, y como príncipe devuelto a su tierra comienza una campaña bélica para acabar con el imperio Toungoo, bueno, y ya que la guerra estaba iniciada también con Camboya, cuya capital logra conquistar en 1594. A las puertas de Vientiane (Laos), que no eran enemigos, se quedó el gran rey, hoy Tailandia no mantiene demasiada amistad con sus vecinos fronterizos, ¿por qué será?
En 1592 libera Ayutthaya del yugo birmano en una batalla memorable llamada Nong Sarai, unos 100 000 guerreros siameses, con ayuda de 400 samuráis, se enfrentaron a 200 000 birmanos. Naresuan derrotó en una lucha de lanzas al príncipe birmano Maha Uparaja, uno de sus mejores amigos en su estancia en el imperio Toungoo. El 25 de enero, día de la batalla, Tailandia festeja sus fuerzas armadas y también al rey que convirtió Siam en una de las capitales más poderosas de Oriente. Algunos historiadores atribuyen su éxito a que después de pasar tanto tiempo en Birmania, Naresuan peleaba más cerca del estilo Birmano que del tailandés, yo no lo sé, desde luego que los conocía mejor que nadie y sabia de sus puntos débiles, lo que sí es cierto es que sentó las bases del Muay Boran al separarlo del Krabi Krabong, gracias a él hoy en Occidente podemos disfrutar de este arte marcial. 
Existe una serie de películas financiadas por el gobierno tailandés sobre Naresuan, las dos primeras se pueden ver con dificultad y subtítulos en internet, las demás no, el orgullo de este país ha impedido que apenas salgan de Tailandia. Es una pena, creo que Occidente debería saber y aprender más sobre esta cultura. En fin, pasemos al luchador que más fama le ha dado al arte que hoy nos concierne. 

Nai Khanom Tom nació en 1750 y es considerado el padre del Muay Thai. Poco se sabe de él, fue capturado por los birmanos en la destrucción de Ayutthaya en 1767, como ven Tailandia es una tierra bañada por sangre coagulada de odio, para más información consultar Wikipedia. El 17 de marzo de 1774, el rey Birmano Mangra organiza un festival para conmemorar la reconstrucción de la pagoda de Rangún, y como una fiesta no es tal sin sangre, se organizan unos combates que pondrán a prueba el estilo Birmano y el Thai. Eligen a Nai Kanom Tom como representante Thai. Sube al ring, realiza su Ram Muay, (danza llevada a cabo antes de un combate, cada escuela tiene el suyo y en términos generales, pues es muy difícil de explicar, se busca la protección de los espíritus, así como el respeto al maestro, Wai Kruu, tanto tuyo como rival) saluda a su oponente y de un golpe finaliza por knockout el combate. El rey ordena que suba otro, alegando que el Ram Muay del tailandés había desconcertado al guerrero birmano. Sube otro peleador al ring que dura lo mismo que su compañero, Nai Kanom Tom vuelve a ganar por KO. "¡Que suba otro luchador!" Grita el rey desde la grada. Y otro pobre Birmano que baja sin consciencia del ring. Así hasta 8 guerreros noqueados por Nai Kanom. El rey llamó a su mejor luchador, al que también se le apagaron las luces frente a los golpes del tailandés. Cuenta la leyenda que Mangra, ojiplático perdido, ofreció a Nai Kanom Tom riquezas o dos mujeres, el tailandés eligió las mujeres, y con su recién restaurada libertad regresó a su hogar. Algo así como los finales de los videojuegos de lucha antiguos. Yo digo que hizo buen trato, una mujer vale más que todas las riquezas del mundo. 

Hay muchos más personajes, reyes olvidados, aldeanos convertidos en guerreros, combatientes hábiles con dos espadas, pero estos son, a grandes rasgos, mis favoritos de la cultura Tailandesa. Imbuidos de honor, refinamiento, carisma, cualidades que hoy faltan en este mundo, a veces demasiado vendido. 
Recuerdo las calles de Chiang Mai, sus olores, su gente, allí encontré un mundo nuevo para mí, las palabras paz, respeto, humildad, tolerancia, dolor, sobre todo dolor, empezaron a cobrar sentido en mi dieciochavo corazón. Quise traer un pedazo de esos sentimientos a mi ciudad, mostrar a la gente un camino nuevo, distinto, alejado de chulerías y egos insoportables. A veces lo conseguí, otras no. Costó más de lo que yo creía; familia, amigos, tiempo. Es difícil no tirar la toalla en un gremio donde "maestros", de foto y vídeo fácil, hablan sobre valores y entrenan a porteros de discoteca que ofrecen violencia gratuita excedidos de drogas, o aquellos místicos, dueños de la verdad eterna, o los odios irreconciliables pasados de Ajarn a Kruu, de Kruu a alumnos. Alumnos: dícese de aquellos que pagan el desmesurado merchandising de las escuelas. Mismamente hoy el norte de Tailandia es un enjambre de hoteles de lujo donde todo se compra, con campos de entrenamiento para que las personas pudientes puedan decir que han practicado Muay Thai. Ilusos. Un país en el cual sus ciudadanos te darán una paliza si separas a una pareja que discute en la calle. En fin, que a uno no le hacen KO con facilidad y continúa en la lucha por mostrar las cosas buenas que da el Thai. Un camino diferente. 
Sé que este tema es muy profundo y que no se puede enchiquerar en una entrada de un blog poético, tan sólo espero que mis palabras ayuden a algunas personas a saber de dónde salen sus patadas y sus codos, sus puños y sus rodillas. Que cada uno investigue la historia de este complejo, lejano y bello país. 
Mi más profundo agradecimiento a los maestros que encontré en el viaje, siempre os recuerdo en mi Wai Kruu, a las personas que conocí a lo largo de los años, la mayoría no estáis pero de todos aprendí algo, a los que estáis: Nuestro sudor regará el ring, y a los que no conocéis el Muay Thai, desde aquí os animo a practicar este bello y duro arte. Feliz día. 

     


     Marcos H. Herrero. 

Comentarios

  1. Me ha fascinado lo que has contado y cómo lo has contado. Además he podido saber un poco más de ti, así que miel sobre hojuelas.
    Siempre me han maravillado las artes marciales -el Muay Thai sería demasiado para mí. No me veo en un ring :). Me hubiera gustado practicar el Aikido si algún día hubiera practicado algún arte marcial. Seguramente por su filosofía interesante: defenderse firmemente pero sin destruir al contrario; eres mi rival pero no mi enemigo, porque sigue habiendo algo de valor en ti a pesar de tu conducta.
    Entiendo perfectamente que en ocasiones te tiente tirar la toalla. Casi todo es así, un trampantojo que nos obliga a debatirnos constantemente con nosotros mismos. Pero también te digo que con los años he elegido ignorar la razón de las personas –si es que la hay- y vivir con la consciencia de que realizo cosas que merecen la pena. Tú las estás haciendo en tu ciudad, así que no dejes que ninguna bruma enturbie tu camino. Me encanta esta otra actividad tuya. Te felicito.
    Un fuerte abrazo, Marcos.

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  2. Siempre estaré agradecido del veneno que metidtes en mis venas
    Siempre agradezco haber coincidido contigo y que me enseñarás lo que es está disciplina.
    Siempre agradecido a ti Marcos

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