Leaving Las Vegas.






Para Mademoiselle The Bride. 


¿Cómo plasmar en papel nuestros besos y este amor que el mundo envidia? ¿Existirán palabras que al juntarlas produzcan un escalofrío en esa pálida piel?
¿Podré, con unos deshilachados versos, convencerla de que escape conmigo?

Durante el plenilunio de un febrero lejano y frío, prometimos que, algún día, nos casaríamos. Pero no como esas parejas mundanas que salen de las iglesias rodeados de familiares que tiran pétalos de rosas, muy elegantitos ellos. O esas otras que se casan por lo civil, concejal mediante, saliendo la hermana de la novia a leer un discurso en un improvisado atril, mientras un fotógrafo deambula entre la gente capturando las lágrimas de la única amiga que aún está soltera. No, en nuestro enlace no habría nada de eso, nada de madrinas a la última moda, ni orquesta mediocre, ni barra libre, ni cuñados borrachos. Huiríamos lejos de tradiciones sinsentido, de esta ciudad, sin familiares, solos ella y yo. Tardamos poco en elegir una capilla de Las Vegas como destino, a los dos nos gustaban las apuestas, el vértigo, las luces de neón. "¿Te imaginas? Yo vestida de novia corriendo por la moqueta de esos casinos decadentes." Claro que la imaginaba, en una postal seductora, romántica, conmigo a su lado, sobre la luminiscencia del desierto, recién casados, apostando todo al rojo de sus labios. Nos veía borrachos en una de esas suites con ventanas selladas, resbalando el champán por debajo de su ombligo en el primer día de nuestro matrimonio clandestino e irreal. Boda y luna de miel, todo a la vez. 
El tiempo pasó y no logramos la bendición de un loco vestido de Elvis. Resulta difícil olvidar los desventurados sueños que nos quedaron por cumplir. Ella siguió con su vida, olvidando, tal vez, que un día quiso entregarme su mano sin anillos. Yo seguí, sigo, rodeado de versos, soñando en mi mundo literario que salto la banca de un casino, con The Bride a mi lado. 
Nadie dijo que lo tuviéramos fácil, lleva años culminar los mejores pecados, aún hoy, en este enero turbulento que trae una lluvia generosa, estamos a tiempo de romper cadenas, y de saltar al vacío...

... Y de huir cogidos de la mano
por el vino que trasiegas,
volando en un avión americano
para casarnos en Las Vegas. 

Tú de monjita lujuriosa,
yo de Elvis trasnochado, 
vas a ser la esposa
más guapa del condado. 

Quemaremos todas las fichas,
nuestra apuesta será indecente,
que se jodan las desdichas,
los dados con ojos de serpiente. 

La suerte levanta polvaredas
en los casinos de estas tierras. 
Todavía escupe monedas
la boca de esta tragaperras. 

Contigo a mi lado no puedo perder,
hace dos siglo lo dijo Unamuno:
Reparte otra carta astuto crupier
y verás cómo llego a veintiuno. 

En el amor hay que ser honesto,
no arder cual rastrojo. 
Me fío de tus labios y apuesto 
toda mi vida al rojo. 

Último dólar a una vuelta de ruleta,
doble o nada sin más opciones. 
Vete arrancando la camioneta,
que la mafia nos pisa los talones. 

Ya de vuelta no diremos nada,
tú continuarás con tu trabajo,
Sólo Elvis sabrá que estás casada
con el que firma un poco más abajo. 

           Marcos H. Herrero.

Comentarios

  1. Tú siempre encuentras las palabras para los mejores versos.
    Me encanta esa transgresión que describes tan bien. Romper con la tiranía de lo que “debería ser o hacer” una persona y la presión que ejerce la sociedad en general (por cierto, qué buenas la película y banda sonora de “Leaving Las Vegas”). El aparato sugestionador de la sociedad nos atiborra de tradiciones, ideas y creencias que trasladamos a nuestra vida, nos encadenan, y arrastramos creyendo ser libres.
    Estoy poniéndome al día con los Relámpagos pendientes. Preciosos tus deseos para el nuevo año. Si me permites añadir uno: Que tengamos a alguien a quien querer y que nos quiera. Me parece una buena señal de que la vida que nos va bien.
    Un fuerte abrazo, Marcos.

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    1. ¡Karima! Te echaba de menos. Sí, todo a nuestro alrededor son cadenas, físicas e intelectuales, vivimos en clichés y en unas tradiciones carpetovetónicas. La sociedad está llena de tópicos, me temo. Podemos elegir, pero casi siempre lo hacemos erróneamente. Espero que el nuevo año haya empezado bien para ti, que existan esas personas de amor mutuo ya comentadas. Muchas gracias por seguir aquí. Un abrazo.

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