Revolución.


Desde pequeño me he preguntado por ese señor con barbas, diferente a todos los demás, que aparecía de vez en cuando en el televisor. Decían que gobernaba una isla bloqueada y revolucionaria, otros lo calificaban de dictador. Yo sólo sabía que era el gobernante de un país disparatado, un país que le sacaba la lengua a Estados Unidos. También contaban chistes sobre sus larguísimos discursos, como de cinco o diez horas. ¿Por qué hacía eso, qué decía? ¿Había gente que lo escuchaba? ¿Nos llegaba a España información veraz sobre lo que ocurría en esa isla? Empecé a investigar, a leer sobre esas barbas desastrosas y ese uniforme sin medallas (prefería eso a estudiar matemáticas), y descubrí que a mi ciudad no llegaba buena información sobre Cuba, y la poca que llegaba estaba previamente tergiversada. "Cuando sea escritor, tengo que acordarme de Fidel." pensaba. Y ahora que soy un escritor mitómano, de fama internacional, y él está a punto de morir, cumplo mi palabra, aquí, en un blog pretencioso y acabado, digno de revolución. 
Para poneros en situación, a quien no lo conozca, le presento a José Martí, un intelectual que organizó la independencia de Cuba. Martí también era poeta, modernista, de los buenos, ya que se enamoró de una platónica Guatemalteca que murió temprano, tan adelantado a su tiempo que fundó el partido revolucionario cubano mucho antes de que Lenin fundara el suyo. No guardaba odio contra los españoles, ni era racista con los negros, muy propio de la época, de la suya y de la nuestra quiero decir. El 19 de mayo de 1985 la historia le brinda una muerte romántica, también absurda (como todo lo romántico), merecedora de ser escrita y por la que pasaría a la posteridad. Los españoles realizaban un ataque sorpresa a las fuerzas cubanas, Máximo Gómez, alto cargo militar cubano, le dice a José Martí que se quede en el puesto, seguro, que no entre en combate. Ahí está la oportunidad, Martí deja sus libros y se lanza a la batalla con un ayudante, al que le dice: "Joven, cargamos." Y carga contra la infantería española que estaba guarecida en un corral ganadero. El romántico kamikaze muere en el acto, muy absurdo todo, como les dije, pero ¿qué no hay de absurdo en Cuba? A lo largo de este relato encontrarán más muertes de este tipo. 
Cuba se independiza de España, pero pasa a ser controlada por Estados Unidos, José Martí queda como el gran héroe de la revolución, sus ideas calan muy hondo en Fidel. Más tarde vienen unos años convulsos para la isla. En 1902 se proclama una república, empiezan a formarse las primeras organizaciones de obreros, así como de estudiantes, hasta que en 1925 llega la dictadura de Gerardo Machado, basada en la tortura y la represión, queda ilegalizado el movimiento obrero y el estudiantil revolucionario. En 1929 la situación es insostenible debido a la gran crisis mundial, que afectó muchísimo a Cuba, hay huelgas generales contra Machado y la presión hace que abandone el país allá por el 33. Después revolución, más tarde democracia, la economía mejora debido a la Segunda Guerra Mundial, continúan las represiones, el ejército se moderniza, todo ello apoyado y controlado por los gobiernos de EEUU. En marzo de 1952, bajo el amparo de Estados Unidos, como no, Fulgencio Batista da un golpe de estado en la isla. Los planes del dictador eran llenar de hoteles y casinos toda la costa cubana, con dinero de la mafia estadounidense, abrir el país a la construcción americana a cambio de enormes sumas de dinero. Por aquel entonces casi la mitad de la población era analfabeta y estaba sin empleo, al final del articulo les contaré cuantos analfabetos hay hoy en Cuba. El gobierno de Batista es más corrupto que ayuntamiento de PP, intenta atraer turismo americano con reclamos de prostitución y juegos de azar. Hay un hecho que ocurre en el 39, horrendo, que está implicado con lo que hoy ocurre en Europa. Un paquebote llamado San Luis llega a La Habana desde Hamburgo, transporta mil judíos que huyen de la guerra. Batista no los acepta y lo curioso es que tampoco Canadá ni Estados Unidos, los mil judíos alemanes tienen que volver a su tierra para ser asesinados en campos de concentración, pero quién se acuerda de esto. 
El 26 de julio de 1953, un grupo de revolucionarios intenta dar un golpe de estado y derrocar al dictador cubano, uno de los organizadores es Fidel Castro Ruz, estudiante de derecho, curtido en el Bogotazo (consultar Wikipedia). Los asaltantes atacan el Moncada, cuartel general de Batista. El golpe es un desastre, la mayoría de los revolucionarios caen presos y el ejército los asesina. Fidel, preso, inicia una huelga de hambre, es cuando escribe su mítica frase: "La historia me absolverá." Gracias a las presiones de la calle y sobre todo a su madre, que tenía relación con la primera dama, Fidel es liberado. Él, junto a compañeros ideológicos, se exilia en México para preparar otro golpe, el definitivo. Por aquella época, no se conocía mucho las grandes revoluciones, América Latina eran países recién independizados, controlados en su mayoría por Estados Unidos. Sí habría que apuntar la revolución de Sandino en Nicaragua, años 30, que fue sofocada y dio paso a la revolución sandinista. Años oscuros, años en los que un médico rosarino y asmático viajaba en una moto descubriendo miserias, con su amigo Alberto Granados, por Chile, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela, México, donde Ernesto Guevara se en encuentra con Fidel Castro. Año 55, julio, calle Emparan de la capital, casa de María Antonia González, noche. El Che le causa una gran impresión a Fidel: "Era de esas personas a quien todos le toman afecto inmediatamente, por su naturalidad, su sencillez, su compañerismo y sus virtudes." El Che se alista con los cubanos y tan sólo pone una condición, que cuando la revolución triunfe en Cuba nadie le impida llevar la revolución a argentina. Los adiestra un español, Alberto Bayo, que participó en la guerra civil del bando republicano, por aquél entonces exiliado en México. 
Con miembros del grupo revolucionario 26 de julio, desembarcan en Cuba a bordo del barco Granma. Un fracaso, el barco llega con dos días de retraso y el ejército ya está alertado. Los pocos sobrevivientes se refugian en Sierra Maestra. Desde ahí inician una guerra de guerrillas contra el ejército de Batista. Hechos a saber de esa época: en 1958, los revolucionarios secuestran al piloto campeón de formula1 Juan Manuel Fangio, el primer secuestro mediático, lo devuelven sano y salvo a las 48 horas. Fidel contó que lo hicieron para llamar la atención; muy bien Fidel, sino que no se hubiera dejado secuestrar. En el mismo año Batista, harto de la guerra de guerrillas, inicia la "operación verano", 17 batallones contra los revolucionarios de Sierra Maestra. Fidel, el Che y Raúl obtienen sorprendentemente la victoria. Poco más tarde, allá por diciembre, Ernesto Guevara conquista Santa Clara, descarrila un tren blindado lleno de armas y munición, dándole prácticamente la victoria final a los revolucionarios, pues 12 horas después Batista abandona Cuba.
Con el ejército de Batista rendido, Fidel Castro entra victorioso en La Habana el 8 de enero de 1959 en un baño de multitudes sin igual. Encontrándose Fidel dando el discurso de, llamémosle bienvenida de la revolución, que si alegría de derrocar una dictadura, que si queda mucho por hacer, que si el pueblo es libre... Unas mujeres del movimiento soltaron unas palomas, símbolo de paz, y entonces ocurre algo como de Cuarto Milenio; una de las palomas se le posa a Fidel en el hombro. Imagínense los pobres cubanos que estuvieran viendo semejante espectáculo, el salvador de la patria controla hasta a los animales, pleitesía eterna. Yo no me lo creo la verdad, pero he de decir que ya quisieran algunos líderes de secta semejante postal. 
El 16 de febrero del 59 Manuel Urrutia, presidente en funciones, nombra primer ministro a Fidel Castro. Comienza la reforma agraria, la restauración de bienes destruidos o confiscados por la dictadura, ayudas al proletariado. Bien, acabamos de conquistar Cuba, tómese un descansito el lector, pasee por el malecón de La Habana, admire su crepúsculo o juegue una partida de ajedrez en un parque, que aquí nació Capablanca, el genio del ajedrez.

        Marcos H. Herrero. 

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