Mientras lees esta entrada.

Mientras lees esta entrada unos novios se destapan y alguien inventa una coartada que le libre del invierno. Un niño desamparado siente el mordisco del hambre, y una chica no come porque la crueldad en el recreo la llamó gorda. Los planetas giran, la oscuridad existe. Un taxi en Nueva York pincha una rueda, el viento caradura del norte levanta faldas y caireles. Una pareja se enamora para siempre y alguien salta de un puente por amor; por qué sino. Un perro indefenso aguanta otra patada de su dueño, los ojos de una pantera esperan entre la maleza. La policía frustra un robo a una tienda de licores y alguien está atrancado en el ascensor. Mientras lees estas palabras una mujer tiene un orgasmo, y un hombre se corre en el escote de unas tetas operadas. El asesino rompe la cerradura, alguien le da un trago a su copa. Un joven sin posibilidades admira Notre Damme, y un analfabeto con oportunidades habla de incultura. Una niña es vendida por sus padres en Tailandia, un boxeador está contra las cuerdas. Alguien reza a la virgen de Guadalupe, alguien al diablo. Una madre cuida de su hijo, y un hijo no se olvida de su madre. Un grupo de música toca un Jazz perfecto en Nueva Orleans, alguien dispara una pistola. Una amistad se rompe por orgullo, y un trapecista no agarra su trapecio. Una orden de alejamiento es quebrantada, un petimetre sonríe frente al espejo pensando que va bien vestido. Un payaso se quita la nariz de plástico mientras llora, una bombilla se funde. Llueve en una ciudad lejana, el enfermo de cáncer fuma un cigarro a escondidas. Un parado no encuentra trabajo y una puta entra a la habitación con el cliente número veinte de la noche. Alguien habla con Alá, alguien con Jesús, alguien con Yahvé; ninguno de los tres escucha. Un loco se toma otra pastilla y el detective de Noir sale ileso del tiroteo. La belleza acaricia un mar embravecido, una silueta aparece en la ventana. Comienza un incendio y el tiempo se escapa.

       Marcos H. Herrero.