Despidiendo recuerdos y poemas.

Aparte del desahogo y de componer un arte que nadie haya hecho, cuando escribo un poema lo hago con una finalidad: acariciar el alma de un lector, levantar conciencias, llamar la atención de la rubia de la clase, callar a la rutina, que un amor pasado me recuerde, que diga: "Hostia, no me has olvidado." Objetivos casi siempre incumplidos, pues mis poemas no valen para nada. Por ello y porque octubre es el peor mes del año, voy a asesinar a toda la poesía que habita este escaecido blog. Casi ningún verso cumplió las expectativas, tal vez porque no soy tan brillante como creo, tal vez porque las personas a las que van dedicadas no entienden lo que escribo. Donde yo veo tejados bermejos bañados por una luna amarilla, otros ven el cielo de una ciudad asfixiante, donde yo dibujo el tanga de la niña que amo, otros ven sexo, donde yo escribo amor, otros sólo ven puta. Serán estos tiempos modernos en los que la palabra puta tiene diferentes acepciones, dependiendo la boca por la que salga tan noble palabra, las mujeres de hoy prefieren que las insulte cualquiera antes que un poeta, y yo que me paso el día escribiendo puta en este blog, traigo al personal femenino desbrujulado. No se confundan señoritas, jamás pretendí insultar a nadie, tan sólo soy como esos antiguos enamorados que por la noche tiraban piedrecitas contra la ventana de su amada, sólo que yo a veces rompo el cristal, os pondré un ejemplo, una frase sublime que utilizo mucho: "Al final la puta que nos salió gratis, fue la que nos robó la cartera." Y vuelta con la palabra puta, nunca aprenderé. Es complicado conquistar un amor a través de la escritura, y más ahora con esa pseudo poesía que camina por las calles, cantada por soplacirios, sin ritmo, sin rima, sin buen vocabulario, yo intento cambiar eso, enamorar a una chica con versos rítmicos y rimados, algunos sublimes, pero casi nunca lo consigo, falta de pundonor, quizá, o falta de un corazón sensible a mis palabras. 

A lo que vengo. Uno sueña con escribir bellos versos, editarlos, entrar en el Parnaso, que tu novia no te deje por otro, conocer poetas y literatos, gente inteligente, pues bien, rara vez ocurre eso, y no me malinterpretéis, he conocido gente maravillosa a través de este blog, gente brillante, pero con el paso del tiempo te das cuenta de que tus poemas valen menos de lo que crees, rara vez despertaron una emoción o pusieron la piel de gallina, así que he decidido quitarlos casi todos, dejaré algunos, los que menos me gustan, mataré los más hermosos, y quién sabe, a lo mejor un día los encontráis impresos en un libro polvoso de una librería anticuada. 

Sabed que me muero de ganas de clavarle un cuchillo por la espalda al blog entero, matarlo a traición, lo odio, estoy harto de los Relámpagos que apenas iluminan, pero voy a seguir escribiendo por aquí, a otras personas y en su mayoría prosa. Tengo demasiada derrota en el corazón como para rendirme a estas alturas, aún me queda mucha letra, le debo homenajes a gente que me quiere de verdad, que me lee de verdad, a los escritores que me enseñaron tantísimo. Impagable deuda. 

Nueva etapa, nuevas letras, nuevos amores. Para que el pasado no me tenga que leer, ni insultar (aguanto bien los insultos, hace mucho que no me afecta ninguno, salgan de la boca que salgan.) Porque escribo muy bien, mal que le pese a algunas, y porque tengo la esperanza de que los versos que dedique a partir de ahora, serán para personas o quimeras inteligentes y con educación, si no fuera así, estrangularé estos Relámpagos. 

Ahora pondré tiempo, como buen secuestrador de poemas que soy. Como no dispongo de internet en casa, (nunca he tenido wifi o algo que se le parezca en casa, para los que creen que ando metido en internet todo el día, de hecho, todas las entradas que he publicado, me han tenido que ayudar pues no poseo internet con facilidad.) me costará el fin de semana matar toda mi poesía, además me quiero despedir bien, darle un beso a cada poema antes de disparar, así que aprovechen a leer, no lo digo para subir visitas, que también, sino porque algunos poemas nunca volverán. 

Así que si alguien me busca estaré por el puerto, despidiendo recuerdos y poemas. 

     Marcos H. Herrero.