Aún estoy vivo































Camino por la calle pisando mañanas soleadas,
otro día más que se marchará sin hacer ruido,
humo de mi boca, huellas invisibles,
como el agua que gotea del hueco de unas manos
casi siempre insensibles a todo este desastre.

Dentro de mí pervive un atardecido fracaso,
el afán luctuoso y egoísta de quererlo todo,
la lluvia bajo la que me pregunto
dónde estarás.
Porque mi poesía ya no es la misma
desde que te fuiste.

De todas las opciones
siempre elegí la peor.
Y luché,
vaya si luché.
Se rompieron mis sueños
e inventé otros,
que rompí por no entender
la palabra porvenir.

Pero aún estoy vivo,
tengo estas agonizantes palabras,
una ventana por la que nunca saltaré.
Libros. Andenes. Maletas.
Y ciudades que me llaman
con el lento traqueteo de un tranvía.

Respiro cada mañana,
aunque cuesta demasiado.
Me queda mucha sangre que derramar,
la estética de tu mirada
mientras esperas a otro.
El verso encerrado en la lágrima
que corre por mi mejilla.
Me queda
cierto olor a madera.

Reclamaré para mí cada luna,
cada nota, cada ábside.
El silencio en los pasillos de museos,
las olas manieristas del mar embravecido.

¿Será que no puedo escribir un verso
que me haga especial, brillante o diferente?
Una ocurrencia para hacer que tu ternura
camine descalza por mi espalda.
Algo que decir cuando ya lo he dicho todo.

Pretendía.

Que sintieras mis latidos
en cada abrazo,
besar sin pasado,
desnudarme ante esa inocencia
tan tuya, tan primavera.
Dejar mi puerta abierta
y esperarte. 
Vivir era eso:
morir más deprisa que los demás.


     Marcos H. Herrero



Comentarios

  1. No sabes cuánto celebro tu regreso. Parafraseando a un querido poeta, todavía no era la hora...
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo también espero tu regreso. Nunca será la hora. Sólo un cambio, una parada donde ojear la carta de navegación. Muchas gracias Karima.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Al arte que me ha dado tanto.

Tormenta de mayo.

ESCRIBIR UNA PRIMERA NOVELA Y EL RUIDO QUE NOS SEPARA.