Ser o no ser, esa no es la cuestión.

Artículo de opinión. 

Ante la oleada de dibujos, pancartas, protestas, manifestaciones y etcéteras con el eslogan de "Je suis Charlie", ha habido una contra-oleada de artículos (escritos por gente religiosa y de derechas) con el título de "Yo no soy Charlie", el último que he leído es de Monseñor (?) Jesús Sanz Montes, plasmado en la revista francesa L' Homme Nouveau. Que conste que no me gusta escribir sobre un tema del que escribe todo el mundo, además con fanatismo y religión de por medio, pero ya no aguanto, y ahora estoy perdido en las calles de París, así que no se hable más, adelante la letra. 

Los de "Soy" abogan por libertad de expresión, de prensa, de mentarle la madre a cualquier dios inventado, de dibujar a asesinos inefables en situaciones capciosas. Rezan a la ironía y al cinismo. Son, aparte de Charlie, paganos, guasones, sacrílegos y se ponen de rodillas ante una caricatura mordaz. Yo la verdad que me inclino más por esta manera, ya colgué una foto al respecto, pero tengo que reconocer que a veces se pasan de causticidad. 

Los del "No soy" defienden el control, respetan la religión, son en su mayoría creyentes, frailes, monjitas, Papas, agarenos. Les gusta el poder y detestan que alguien se mofe de su situación mental. Condenan los asesinatos pero se sienten insultados y les duele la caricatura de sus divinidades. Por ejemplo, Benedicto XVI salía sodomizando niños en la agujereada revista, y a Mahoma le colocaron un detrito por turbante. Yo digo, el Papa emérito encubrió los casos de pederastia, que conocía muy bien, (véase Parroquia de Boston) y Mahoma era un asesino asalta caravanas, ¿y qué? ¿No podemos hacer chiste? Esos dibujos son reflejo de realidades, si no hubiera casos en la iglesia de abusos a menores no existiría el dibujo, pintarían al Papa follando con un guardia suizo, o en cualquier otra apostasía. Lo de Mahoma es caso aparte, ¿qué ocurre cuando le tocas los cojones a personas que viven en la Edad Media y tienen metralletas? Pues que acabas agujereado, como Charlie. 

Yo ni soy Charlie, ni dejo de serlo, esa no es la cuestión, sino pensar o no pensar. Soy Marcos Hernández Herrero, servidor de usted, y prefiero que me toquen los huevos a que me maten, es más, si me los tocan suavecito y con arte, puede incluso que me empalme. Respeto las religiones, leí el Corán y la Biblia, y son religión, es decir, tienen suras y versículos admirables, pero su mayoría es pordiosería. Suspiro por la herencia que dejaron los musulmanes en mi país. Respeto a Jesús y Mahoma, pero déjenme que me ría un poco de ellos cuando su teléfono me dé apagado, no le voy a hacer daño a nadie. 

La conclusión de todo esto es que el racismo sigue latente, que la injusticia es el pan nuestro de cada día, que no somos libres, ni parece que queramos serlo, que siempre hay dos grupos de gente, que nadie tira "por el camino del medio", que se puede escribir en las tumbas, que las manifestaciones no valen para nada pero ponen la piel de gallina, que los políticos franceses lloran y que este es el peor tema del que he escrito. Lo mejor es la resurrección del Tratado sobre la tolerancia de Voltaire. 

Ya no os doy más, como decía mi abuela, murga, ¡qué linda palabra! Ya casi nadie la usa. Voy a seguir buscando algún verso en este sueño gótico hecho ciudad. Prenden las luces de París, ni siquiera soy yo mismo. Necesito un trago y apenas veo este papel emborronado. Ojalá pensemos con más claridad, This is the question. 

     Marcos H. Herrero.