La última del año.





Tiempo atrás, cuando la nieve era más persistente que ahora y yo tenía algo parecido a una familia, ya odiaba la Navidad. Recuerdo que lo que más me gustaba era ¡Qué bello es vivir!, película de Frank Capra. La ponían todas las Nochebuenas, y mientras la gente comía en abundancia, yo me sentaba frente al televisor (un televisor voluminoso, sin mando a distancia y que se veía fatal, pero qué importaba, si la mejor película del año era en blanco y negro.) para ver a un James Stewart derrotado y abatido, y a su Ángel mostrándole los motivos por los que no se debería suicidar. "Ya ves George, tuviste una vida maravillosa". Por aquél entonces me di cuenta, la Navidad no es para los que comen y beben hasta el empacho, sino para los abatidos y derrotados, como George. Esos que no tienen regalos, ni árbol, ni ornamento. Los que se quieren suicidar en busca de algo mejor. Las putas que cobran para comer, las que lo hacen gratis no. Tampoco para los que prenden petardos, ni los que cantan villancicos, ni los que se sientan a comer con familiares que no soportan y sólo ven una vez al año. Eso no es Navidad. Perseguidos, inmigrantes, parados, distintos, enfermos, y niños que en vez de asustar con pirotecnia prefieren ver ¡Qué bello es vivir! A ellos les deseo paz en La última del año. 

Y es ahora cuando uno hace balance y descubre que no todo ha ido tan mal, a pesar de los deseos incumplidos hemos tenido amor. Alguien nos cogió de la mano en una noche fría. Besamos y nos besaron. Hubo tragos, risas, fantasmas. Camas deshechas. Libros que acarician cuando nadie mas lo hace. Los cines ardieron en fuegos dominicales, al igual que la espuma de cerveza en las barras. Descubrí un mar profundo y misterioso en tus pupilas. La lluvia bailó en la ventana. Nos feriamos todo el dinero en viajes más que inolvidables. Y por qué no decirlo, con lo que me gusta a mí el onanismo, aquí leímos buenos versos. Ya ves lector, lectora, tuvimos un año maravilloso. 

Desearos a todos un feliz año nuevo. Nos vemos en el 15, allá por donde caen los Relámpagos. 


     Marcos H. Herrero. 

Comentarios

  1. Nos has vuelto a regalar dos entradas preciosas, Marcos. Las he leído seguidas, como se lee un cuento bien logrado por su autor. Donde las primeras líneas tienen la misma importancia y emotividad que las últimas.
    Quiero cerrar el año dándote las gracias por acompañarme con tus Relámpagos que gozan de muy buena salud (cómo van a ser otro error. Siempre que te leo me siento menos rara en este mundo) y por echar luz en mis momentos de sombra. Tienes toda la razón, no todo ha ido mal en el 2014. Cuanta más atención prestamos a lo bueno que tenemos, más cosas buenas tenemos en qué pensar y más gratitud sentimos. Porque la gratitud atrae más gratitud, así como la ingratitud atrae más ingratitud. El Ángel siempre te acompaña. Recuérdalo. Es cuestión de detenerse, respirar profundamente y escuchar sus susurros….Y entonces se puede volar alto, muy alto, más alto que toda la mediocridad…
    Un abrazo enorme, querido Marcos.

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  2. Una de las mejores cosas de este año es que has seguido escribiendo y deleitandonos con tus palabras, incluso las más afildas. Espero que este año que va a comenzar no nos impida disfrutar de ti y tus relámpagos. Feliz año Marcos. Besotes

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