Santa Paciencia.





Ahora que Teresa Romero ha superado el ébola y todo este tema pasa a un segundo plano, tengo que hacer mención a la figura más respetable del caso: Paciencia Melgar Ronda. 
Voluntaria guineana, cirinea y amiga de Miguel Pajares, desinfectada de ébola, negra. El día 7 de agosto trasladan a España al curita, que pedía que trajesen también a Paciencia. El gobierno no hace caso y deja atrás a los ayudantes del padre Miguel, lo único que traen con él es un ébola cariñoso con los guantes de las enfermeras. Y mientras en el mundo salta la alarma y dan asco consejeros y ministros, Paciencia intenta sobrevivir en el "hospital" Elwa, a las afueras de Monrovia, capital de Liberia. Un barracón con un solo baño para 59 enfermos, techo de láminas de Zinc, cubos para vomitar, hacer necesidades y tapar goteras, todo a la vez. Infierno en la tierra de gemidos, sollozos, muertos. Teresa Romero vive feliz con perro y marido, inconsciente de ébola, Paciencia lucha por su vida con paracetamol y medio litro de agua al día. El lunes 25 de agosto, saltando de alegría y rociada doblemente con desinfectantes, Paciencia puede decir que está curada, tiene un papel que lo certifica. Días después atiende a los medios y habla sobre cubos, baños, muertos, desangrados. Porque allí las transfusiones de sangre cuestan entre 150 y 200 dólares. Circula una historia horrible: un padre ingresa en el Elwa con sus dos hijos, va al baño y sufre un colapso. Muere. Al ver que su padre tarda mucho, los niños van a buscarle. Lloran abrazados al cadáver en un baño atrancado, lleno de heces, vómito y lágrimas. 
Esto ocurre en un país presidido por la Nobel de la paz 2011, Ellen Johnson, economista, licenciada en Harvard y que según dicen tiene hacinados en un suburbio llamado West Point a 75000 contagiados de ébola. Muy buena solución para una presidenta que odia a los homosexuales. El premio sueco anual se está devaluado más que el peso colombiano. (Demuéstrame que me equivoco Malala Yousafzai.)

El día 5 de Octubre diagnostican ébola a Teresa Romero, habitante del primer mundo. ¿Qué la puede salvar? Pues aparte de tratamientos experimentales, el plasma de Paciencia. Sí, la misionera que dejamos atrás muriéndose en un barracón es ahora la que va a salvar la vida de Teresa. Y la cosa no acaba aquí, como he dicho, Teresa se ha curado y ¿saben lo que ha dicho Paciencia? Que está encantada de ayudar, que no le guarda rencor al gobierno español y que se siente muy orgullosa de la sanidad española.
Señor Papa Francisco, santifique inmediatamente a esta mujer, es una santa, santa Paciencia. Aunque yo me la traería a España para nombrarla ministra de sanidad, o mejor, presidenta del gobierno. Ha demostrado tener mucha más humanidad que todos los políticos españoles juntos. Anita Mato, aprende. No le llegas a Paciencia a la suela de los zapatos. 

Pronto te olvidarán negrita, siempre ocurre, luego de dar las gracias volverán de vuelta al primer mundo, a su felicidad de perros sacrificados. Por eso yo quería tenerte aquí, recordarte en un relámpago paciente. Paciencia. Bendita mujer. Bendita mujer. 


       Marcos H. Herrero. 

Comentarios

  1. Es tal y como lo relatas, Marcos. Se puede decir más alto pero no más claro ni de forma más brillante. Sabía que no tardaría en aparecer tu incisiva pluma, esa que tanto admiro y que sacas magistralmente para radiografiar las injusticias.
    Como estamos en manos de gobernantes profesionalizados en el arte de la mediocridad, estoy contigo en que pronto olvidarán a la hermana Paciencia. Para ella no habrá premio Nobel. Hay negros (Johnson u Obama) y negros. La extrema generosidad de esta misionera se irá diluyendo con el paso del tiempo, como ocurrirá también con su nombre, su rostro que irradia santidad y su país Guinea, que volverá a ser un lugar indeterminado del continente africano, para vergüenza de nuestra sociedad.
    Un fuerte abrazo, Marcos.
    (Mañana vuelvo a pasar por tu casa. Ya sabes, no me pierdo ningún relámpago y Noir (y II) promete.)

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    1. "Gobernantes profesionalizados en el arte de la mediocridad". ¡Me encanta, Karima! Lo que está ocurriendo en nuestro país con los políticos es de traca. Corruptos, ladrones, insensatos... Pero no todo está perdido, existen personas que ayudan y dan su vida por los demás, que hacen mejor este maldito mundo y no se quejan por ello, ahí está Paciencia, igual que muchos otros anónimos que luchan en tierras donde no hay ni agua. La clase política tiene mucho que aprender. Gracias por no perderte ningún relámpago, sé que no es mucho, pero intentaré estar para "radiografiar estas injusticias". Espero que la segunda parte de Noir te guste. Un abrazo Karima.

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