Disquisiciones sobre poesía y literatura.


No soy argentino, para que conste. Mucha gente, después de leer algo de este amartelado blog, me escribe para preguntar si soy argentino. Pues no, no lo soy, pero a veces me gustaría serlo. 
Nací en una ciudad llamada Salamanca, geográficamente un poco al oeste, pero centradita de España, descentrada de todo lo demás. Aquí las personas no utilizan la palabra "vos", como en argentina, optamos mejor por "tú", ejemplo: "Tú, dime qué te debo", al camarero, o "Tuuuuu, que te chocas", al amigo que conduce borracho. A nadie llamamos por su nombre, el novio dice "esta" al referirse a la novia y la novia dice "este" al referirse al novio. No somos zalameros, si alguien nos cae mal se nota enseguida, fruncimos el entrecejo y no reímos gracias de ningún payaso, eso sí, pronunciamos divinamente, todas las palabras correctitas, haciendo énfasis en la jota, no estirando la ese y sin arrastrar una palabra, el punto en el punto. Que ascendemos, pues se dice "Subimos pa' arriba", que bajamos, pues "Bajamos pa' abajo", nunca bajamos para arriba o subimos para abajo, no, no, todo aclarado para que nos enteremos bien. Cuando estamos cabreados nos cagamos en Dios, y cuando no también, en cada tres frases de un salmantino medio hay una mención a los altos cielos, por eso hay más iglesias que librerías, con semejante vocabulario es menester confesarse dos veces por semana, entrar en un santuario religioso y ver colas en los confesionarios de gente arrepentida es todo uno. Y hablando de librerías, en Salamanca suelen abrir entre diez, once de la mañana, cierran a las nueve de la noche como muy tarde, con parada de mediodía para comer y echar siesta, no como en Buenos Aires o Corrientes, que algunas librerías abren 24 horas, aquí no nos hace falta, además siempre están vacías. Yo les aconsejo que vengan, fomento el turismo, se van a reír mucho con nuestra idiosincrasia. 
Aunque no todo es vocabulario quincallero, hace unos meses leí en un periódico local que un grupo de estudiantes pretendía fundar una revista literaria en la ciudad, dejaban su correo para que los poetas mandaran sus trabajos, días más tarde harían todos una reunión para conocerse y publicar juntos sus obras. Yo no sé si mi alrededor me presionó mucho, si me emocioné con la noticia, o si en realidad tenía ganas de conocer a literatos y ver como la poesía se alzaba en la ciudad a modo de revista, a poder ser con mi colaboración, no tengo ni idea, y no me pregunten porqué, pero mandé un par de poemas y me presenté en la reunión. Aunque lo de presentar, presentar, no es del todo correcto, me explico. A la puerta del bar donde nos citaron había tres chicos, yo llegué de los primeros, pregunté y me dijeron que eran de la revista, que esperáramos a los demás. Conforme la gente fue llegando hicimos un corrillo callejero donde todos hablaban. El fundador, o ideólogo, el que llevaba la voz cantante, me preguntó si yo era Marcos, y al contestar sí, puso cara rara. Luego se dirigió a otro miembro del grupo, un señor gordo y maloliente que no paraba de fumar, quítenle el sarcasmo al vendedor de cómics de los Simpsons y se harán una idea. (Omitiré todos los nombres para no darle más fama a quien no la merece) "¿Tú eres Fulanito de tal?" Preguntaba nervioso el Líder. "Me encanta tu trabajo, escribes genial tío, de hecho ya has visto, hemos publicado en el blog de la revista un poema tuyo." "Gracias tío", contestaba el vendedor de cómics, hinchado de grasa y de gloria, "pero no es un poema, es prosa, da igual tío, lo escribí así, se puede poner en verso también, y a mí me encanta como escribes tú, eres increíble".
¿Saben lo que de verdad es un poema? La cara que puse al oír eso. ¿Cómo coño se puede confundir la prosa y el verso? ¿Estos tíos no han oído hablar de ritmo, de rima, de métrica? ¿Qué cojones están haciendo? ¿Prosa reversible como algunas cazadoras? 
La prosa o el poema del que hablaban trata de una muñeca hinchable y tiene perlas como esta: "Desde el principio de todo / el oficio más antiguo del mundo: / seducir y gracias. / El Big Bang me explotó en el corazón / touch me / la reina para perder / naipes absolutos, / una sola tirada de dados / y del Kaos.... Normal que no sepan si es prosa o verso. 
Luego, el gran poeta adiposo, se puso a criticar los blogs de otros escritores, a fuer de su sensibilidad literaria, decía que los escriben chicas aburridas, sin otra cosa que hacer. Y la gente le daba la razón. Las figuras allí presentes eran, a saber; bohemios de sombreros domesticados, vampiros caudatarios, vagabundos sin atillo, cicateros aguardientosos, barbudos de ñatas torcidas, y un servidor, el único que al parecer, y después de una hora de conversación, sabía lo que es un tetrástico. Cuando me tocó el turno de presentación no aguanté más y salí disparado, dejando al dignísimo público con sus muñecas hinchables. De camino a casa no me creía lo que acababa de ver y oír, ¿eso era, en una ciudad por la que ha caminado Unamuno, el futuro de la poesía de mi generación? Para vomitar, o mejor dicho, para llorar. 
Porque yo adoro la literatura, la palabra, la poesía, no imaginan hasta qué punto, siempre ando perdido entre libros y versos, es lo único que tengo, soy feliz en el silencio de las bibliotecas y si algún día me acompañan a una librería les contaré emocionado, sin dejar de mirar a los libros, un montón de historias sobre casi todos los autores, gritaré y les morderé de emoción, quedan avisados. Salgo a libro semanal y no puedo dormir sin haber leído antes. Por eso me duele lo que están haciendo con la palabra los "nuevos autores", ya no tanto por ellos, sinceramente no me importa una pandilla de cretinos sin inspiración, sino por la gente que los lee, no pueden engañar a los lectores así, eso no es poesía, no es literatura, sino comparen, cojan el último libro de Javier Marías, Así empieza lo malo, a ver si se parece en algo a lo que escriben estos modernitos, o agarren versos de Krahe: "Tú que has tenido la rara fortuna de conocer / el corazón a la luz de la luna de mi mujer. / Tú que has sabido tomarle el tranquillo / a esos abrazos, / más de una vez te adivino en el brillo de sus ojazos". O Sabina: "Bipolar, di que sí, porque los polos / pierden el norte cuando el sur naufraga, / porque la fuga es canto, niebla, yaga, / porque en mitad del beso estamos solos." Fíjense, autores vivos, españoles, no pongo de ejemplo a grandes maestros de métrica ajustada, y qué diferencia ¿verdad? El párrafo de Sabina es de un poema que le dedica a Estefanía Muñiz, directora, guionista, escritora, poetisa, y que a veces escribe así: "Voy a dejar de buscarle las vueltas a mis guiones porque sino jamás les doy por terminados...". No sabía yo que "Los guiones" son complemento indirecto, lo que se aprende leyendo, pero la perdono porque una noche pensó que yo era argentino. 
Al cabo de los días recibí un correo con los nombres de los elegidos que escribirían en la revista, por supuesto yo no estaba entre ellos. Los poemas descartados, rezaba el e-Mail, no casaban con el estilo de la revista. Creo que fui el único, gracias al cielo. Ahora su fanzine va por la tercera edición y ha sido presentada en librerías, museos, bibliotecas, haciendo creer a la gente que eso es literatura. Pues se equivocan, desde este parque donde escribo, mediante blog chiquito, les digo que la literatura es alejarse del idioma hablado, Homero lo sabía, ustedes no. ¿Qué es eso de alejarse del idioma hablado? Pues muy sencillo; no puedes escribir, "Estoy solo, completamente solo.", porque "completamente solo" es pleonasmo, sobra, ya lo has dicho antes, y no abuses de los adverbios acabados en -mente, quitan ritmo al relato, son pesados. No es, "Este verano conocí Florencia.", debe ser, "Este verano conocí a Florencia.", pues los países y las ciudades son complemento directo. Como dije antes sobre lo de subir y bajar, puedes hablar así, allá tú, pero jamás puedes escribir de tal modo. No se puede confundir lectura con literatura, ni poesía con porquería. La tercera persona y el narrador omnisciente lo dejo para otro rato, con estos criterios ya tenemos suficiente quilombo, que dirían en la Argentina. (Sí sí, "la Argentina", algunos países pueden llevar artículo, o no decimos "los Estados Unidos", otros en cambio lo llevan forzoso, "El Salvador", y otros jamás lo llevan, "España", "Bolivia".) ¡Hay tanto lío con la palabra! Pero yo tengo la cosa muy clarita, no aplaudo frases del tipo "Como vuelve un barco hundido.", porque un barco hundido no vuelve, se queda para siempre en el fondo del mar, a no ser que se transforme en un submarino, sobrevalorado Drexler, entonces sí vuelve. Y usted dizque se denomina a sí mismo poeta, pues esfuércese más o tenga cuidado con esos apelativos con los que camina por la Caleta de Cádiz, a ver si va a venir un analfabeto, servidor, a bajarlo del pedestal. Yo, en cambio, tengo muchísimo tacto con la palabra poeta, excepto la otra noche. Estaba con unos amigos bebiendo licores en un bar y me presentaron a una chica, de pantalón ajustado, de mirada melindrosa, de nombre Julia. Coqueteaba conmigo delante de los presentes, hasta que me preguntó a qué me dedicaba. El alcohol y la falta de modestia, (ya me veía despertando en su cama) me empujaron a decir Abracadabra. A partir de ese momento su coqueteo cesó. "Y ¿sobre qué escribes?". "Pues sobre tormentas, putas, fracasos, tengo un blog, se llama Relámpagos". "Joder tío, qué raro eres". La pobre chica parpadeaba más que Pablo Iglesias, se notaba que ningún chico le había dicho que era poeta. Y ¿qué esperaba Dulcinea? ¿Un barbudo con gola? Y ¿qué esperaba yo? Si estoy en una ciudad donde follas más por ser monitor de gimnasio que por ser poeta. Le recité de memoria algunos poemas de Sabina y ni por esas, tampoco mezclé mi váter con Dios, y la llamé siempre por su nombre, así que no desperté entre sus sábanas. Espero, Julia, que te hayas acordado de la palabra Relámpagos, y tu curiosidad te haya llevado a leer estas palabras, porque desde aquí te digo que hiciste bien querida, mi cara es delincuencia de barrio, no tengo barba ni sombrero, ni tan siquiera soy argentino, pero ten en cuenta una cosa, la poesía es el arte más bello de la palabra, detrás están la literatura seguida de la mentira, y se encuentra entre putas y fracaso, no entre éxito y felicidad. Vive en el peor barrio de todas las ciudades, le gusta la amargura de las lágrimas más que el aliento anaranjado de las sonrisas. Fuma despacio en tascas con goteras, su humo vuela hacia los que no quieren acordarse. Es Afrodita cuando acaricia para hacer que los fracasados sigamos adelante, y nunca, nunca, nunca, dormirá en tu cama. 





       Marcos H. Herrero. 

Comentarios

  1. Un diez, Marcos. Hay entradas cristalinas y concluyentes, donde nada puede insertarse en ellas. Y ésta es una de ellas. Algo así decía una ilustre argentina, Victoria Ocampo, refiriéndose a algunos libros. Decía “Hay libros cuya belleza formal es tan apretada, tan concluida, tan severa, que nada puede insertarse en ellos. Su superficie compacta y lisa no nos ofrece resquicio alguno. Nos queda sólo la posibilidad de aquiescencia o de rechazo”. Yo te aplaudo, has estado inmenso en cada una de tus palabras. Por cierto, no despertaste entre sus sábanas, pero la susodicha se llevó un buen revolcón. ¡Que aprenda, que está en Salamanca!
    Un fuerte abrazo.

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    1. La verdad es que tenía ganas de escribir una crítica a la poesía de nuestro tiempo. Es increíble lo que están haciendo con la palabra algunos autores, y si maltratamos la palabra, ¿qué nos queda? Gracias por traer hasta aquí a Victoria Ocampo, gran defensora de la poesía, hacen falta más como ella. Buen fin de semana. Un abrazo fuerte.

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