Faltaba una.


Repasando el otro día mis antiguas entradas me di cuenta de que faltaba una. Una del septiembre pasado, que huele a máquina tragaperras de bar a punto de cerrar. Recuerdo que la escribí una noche de sábado, la ciudad era una fiesta, un extraño viento corría por las aceras anunciando que el verano estaba a punto de claudicar, que nos protegiéramos las gargantas, y yo llegué a casa demasiado tarde, demasiado borracho, demasiado feliz. 
Había hecho junta en un bar de barrio, de esos que tienen cintas de casete y una barra que no limpian nunca, con mis amigos de juventud, a los que sólo veo en contadas ocasiones a lo largo del año, porque tú no quieres, porque ellos tampoco, porque la vida se vuelve complicada y perezosa, por los hijos, por las mujeres, en fin, ese sábado no hubo excusas y quedamos para despedir el verano. 
Como buenas malas compañías que somos, hubo muchos tragos, acompañados de lo que siempre acompaña al alcohol, risas y mentiras. Uno contó que estaba en el paro, pero que de vez en cuando hacía "chaperones" y que con eso iba tirando. Otro dijo que tenía una amante solícita, que lo devoraba cada noche. En cuanto a mí, declaré que me iba bien con la poesía, discutimos sobre libros de mesillas de noche, y todos reímos cuando les dije que mi última novia me había dejado por un cantante de chirigota. 
No quedó un bar en el barrio por visitar, ni una mujer a la que no lanzáramos un piropo. La gente se dirigía al centro envueltos en chaquetas de entretiempo, a nosotros nos estorbaba la ropa en las afueras. Perdimos, como siempre, todas las monedas en la máquina tragaperras, ninguno de nuestros sortilegios fue contestado, ya no éramos los mismos, pero eso era lo de menos, la vida nos volvía a juntar. En la puerta del último bar nos dimos como mil abrazos, diciendo que esto lo teníamos que repetir. El próximo sábado nos llamamos y quedamos, se oía en una calle oscura. Todos sabíamos que eso no iba a pasar, que correría tiempo hasta que nos volviésemos a ver, aún así llegamos a casa convencidos de que en siete días tendríamos una llamada. 
Borracho y con una sonrisa en los labios me puse a escribir Fábulas septembrinas. Al día siguiente tuve resaca y dolor de garganta. La llamada no llegó y tuve que sacar mis bufandas del armario, fue un otoño difícil, pero la poesía me acarició antes de la llegada del invierno. Ahora rescato este poema septembrino, espero que les acaricie tanto como a mi. 

He cambiado algunas palabras puesto que los septiembres son muy distintos cada año, ahora no huyen de nosotros pérfidas mujeres, somos nosotros los que huimos, o intentamos huir, de doloridos otoños que nos esperan detrás de las cortinas. Les dejo con la poesía, yo ya me marcho, he quedado en un bar de las afueras, regresaré tarde. 





FÁBULAS SEPTEMBRINAS. 

Me encanta terminar el verano con ellos,
espero que el honorable lector no se asombre
de burlones mariachis, insolventes camellos,
viejos amigos de una juventud sin nombre. 

La suerte nos olvidó en casi todas las guerras,
somos perfectos calaveras, fáciles de perder,
poetas arruinados al póquer y a las tragaperras,
ladrones de noches, de excusas de mujer. 

Entre tragos contamos fábulas septembrinas,
o como ha ido el narcotráfico esta semana. 
Pasamos de trapicheos en oscuras esquinas,
para seguir con nuestra interminable jarana. 

Románticos piratas zozobrando en viejo bote,
no hay cirsas en línea con la última moneda,
discutiendo en el lupanar sobre Don Quijote,
las putas son de Cervantes, no de Avellaneda. 

Porque Salamanca luce su falda más corta,
y dejó su número en una servilleta con carmín. 
Porque ahora lo único que de verdad importa
es que el otoño traiga dolor en un solo de violín. 

La bruma nos confunde con excéntricos burgueses,
a la hora que se aman los perros y los gatos
que nos ven pasar por la calle haciendo eses,
borrachos como cubas, para ser sensatos. 

      Marcos H. Herrero. 




Comentarios

  1. Acaricia el alma, ahí es nada. Eres un artista, Marcos. Me ha encantado.
    Un abrazo.

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  2. Muchas gracias Karima. Tus comentarios siempre me alegran el día. Un fuerte abrazo.

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