Reyes, osos, súbditos.




A quien corresponda: 

Para mi generación, como para otras muchas, el Rey de España es un personaje impuesto. Cuando nacimos ya estaba en su trono, al parecer tenía que ser así. Nos contaron que era una persona noble, que trajo la democracia y que salvó al país cuando éste más lo necesitaba. Con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que los reyes de los cuentos no son tan buenos, el de esta historia detuvo un golpe de estado fraguado por él mismo, o no, ahora que ha muerto Alfonso Armada nunca se sabrá. Juzguen ustedes. Algunos se posicionaron a favor y otros en contra. A mí me produjo indiferencia la verdad, otra caricatura pública que salía por la tele leyendo discursos, en este caso bastante mal, por mucho que presida congresos de la Lengua, pero bueno, lo dejaba pasar, además, todo el mundo decía que era campechano, así que la indiferencia se volvía mayor. Hasta que una mala mañana leí la noticia del periódico rumano Romania Libera publicada el 12 de octubre de 2004, que informaba de una cacería en la región de Covasna, cerca de los Cárpatos. En dicha cacería, Don Juan Carlos I de Borbón y Borbón mató a nueve osos, una osa gestante y un lobo, dejando malheridos a otros tantos animales que ojeadores expertos iban poniendo a su alcance. Y por lo visto no era la primera vez que "su Majestad" cometía tales actos. Desde tiempos de su amigo y tirano Ceaucescu llevaba haciendo cacerías furtivas en Rumania. Su gatillo fácil no aguantó y al año siguiente fue a Rusia, invitado por Putin, para en la región de Vologda matar a un oso llamado Mitrofán. Se me grabó para siempre ese nombre, por divertido, por su condenable muerte (Mitrofán era un oso domesticado al que emborracharon con vodka y miel para que nuestro Rey lo pudiera matar), y porque poco después Fernando Vallejo se acordó de él. Sobre lo de Botsuana no voy a escribir, ya bastante hemos visto por desgracia, juzguen ustedes.  
Desde ese día odio al Rey, lo detesto cada vez que aparece en mi televisor, muleta o bastón en mano, leyendo cada vez peor o arrastrando su sonámbula vejez por los Emiratos Árabes. 
Y ahora abdica. La gente sale a la calle exigiendo poder de elección y república. Lo primero lo entiendo y aplaudo, lo segundo no lo comprendo y disiento. Dos repúblicas desastrosas tuvo España, una lejana e inaudita y aunque la segunda creó muchas escuelas, desembocó en una guerra que aún no hemos olvidado. Pero lo que más me jode de estos días es la palabra que algunos partidos políticos están utilizando para denominar al pueblo, al que intentan convencer de que una república es la mejor opción: "súbditos". ¿"Súbditos" de quien? ¿Si la figura del Rey no existiera seríamos "súbditos"? Pase lo de la palabra "casta", explotada hasta la nausea en platós de televisión y entrevistas, pero ¿"súbditos"? Eso sí que no señores, es más, voy a hacer honor a la verdad y diré que aunque reniego del Rey arribista, el futuro Felipe VI está mejor preparado que Rajoy, Rubalcaba y Pablo Iglesias juntos. Además, hace dos años, estudios realizados por medios de comunicación como The Telegraph, o informes como el de Herman Matthijs, profesor de la universidad de Gante, desvelaban que nuestra monarquía salía más barata que las repúblicas europeas. Según estos estudios Juan Carlos I ganaba 175.622 euros al año frente a los 261.300 del jefe de estado francés, o los 277.000 del alemán. Y otro tanto nos sacaban en dotaciones institucionales. Y hoy somos perfectamente comparables a Francia o Alemania, y si no lo somos deberíamos serlo.

Quejémonos, pidamos elegir (aunque ya hayan elegido por nosotros), amemos a la república o a la monarquía, discutamos, salgamos a la calle, pero que nunca nos llamen súbditos. ¿Llega la tercera república? Bienvenida sea, sólo pido que esté bien organizada y que los hombres y mujeres que enarbolen su bandera sean inteligentes y nos lleven por el buen camino. ¿Se corona Felipe VI? No sabe lo que le espera, pero otros aires traen otras personas, que aprenda de los errores de su padre, y ya de paso de casi todos sus antepasados, mención especial para el peor Rey de España Fernando VII. Por mí tiene una oportunidad, ojalá la aproveche. Y que este hecho histórico sea llevado con prudencia. Cambio y respeto. 

    
          Marcos H. Herrero.




Comentarios

  1. Me encanta tu claridad y tu manera directa de expresar tu opinión sobre el asunto.
    ¿Y qué me dices de la formula exprés que nuestros ínclitos gobernantes han encontrado para preservar su aforamiento?
    Aunque el paisaje político actualidad no sea nada alentador, con personajes de tres al cuarto, siempre estaré a favor de una república laica (no aconfesional, que eso no es nada), con un presidente elegido para un periodo de 4 o 5 años.
    Felipe VI puede estar muy preparado y todo lo que queramos pero no hay mayor acto democrático que el poder elegir en las urnas nuestro jefe de Estado.
    Un abrazo, Marcos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Qué difícil es poder elegir con esta turbamulta de políticos que tenemos! Lo que propones me parece una idea muy buena pero habría que cambiar tantas cosas, empezando por dichos políticos, ya que se cubren las espaldas unos a otros, lo estamos viendo con el tema del aforamiento. La verdad es que necesitamos un cambio muy profundo en este país. Ojalá se dé más pronto que tarde, aunque por desgracia creo que pasará mucho tiempo hasta que podamos elegir en las urnas a nuestro jefe de estado. Gracias por tus comentarios y opiniones Karima, son de gran valor para mí. Un abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Al arte que me ha dado tanto.

ESCRIBIR UNA PRIMERA NOVELA Y EL RUIDO QUE NOS SEPARA.

Un camino diferente.