Semana de abandono y sobriedad.




El lunes mi galeno me dio malas noticias,
demasiada furia y cerveza en mis venas,
dijo que mi sangre está llena de malicias,
que deje de vivir tantas noches obscenas. 

Maldije el exiguo diagnóstico en si bemol,
¿su consejo? Una semana sin beber alcohol. 

El martes cambié whisky por manzanilla,
recordé el polvo que tenemos pendiente. 
Quedamos lejos y al pasar por la taquilla 
mis ganas menguaban en cuarto creciente. 

Si acaso buscan para el alcohol un sustituto,
El lobo de Wall Street no ayuda en absoluto. 

El miércoles amanecí sin obtusas resacas,
leí algún libro mientras pardeaba la tarde. 
El jueves adustas medianías en las cloacas,
locura transitoria de un abogado sin alarde. 

Ahora no veo borroso las borrosas petimetras
cuando a mi tila le faltan grados y tres letras. 

El viernes se fueron los malditos temblores,
no gasto aspirinas, no tengo quien me ladre,
me preparo para un fin de semana sin licores,
el abandono tiene a Sabi huérfana de padre. 

Mientras mi fuliginoso hígado se va calmando
quedan menos erecciones y más contrabando. 

El sábado llamaron los fantasmas a deshoras,
cuesta ver esta absurda realidad sin un trago,
amores y perros que lloran en las protectoras,
aborto sin libertad, el debe y el haber aciago. 

El domingo incorrecto, ruido de cadenas. 
Volverán la furia y la cerveza a mis venas. 


     Marcos H. Herrero. 

Comentarios

  1. Semana complicada y muy buen poema.
    La realidad es demasiado triste y el futuro jodidamente negro como para que nos recriminen los exutorios. Uno hace lo que puede para sobrevivir en un mundo abyecto.
    Un fuerte abrazo, Marco.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Al arte que me ha dado tanto.

ESCRIBIR UNA PRIMERA NOVELA Y EL RUIDO QUE NOS SEPARA.

Un camino diferente.