Hay días.



Hay días en los que me dan ganas
de tirar todo a la basura.

Romper de un puñetazo el cristal de una ventana
o el lento e infectado ordenador en el que escribo.

Quemar mis libros, mis películas,
las estanterías que los soportan.
Quemar la libreta en la que apunto
palabras y citas, versos y trivialidades.

Hay días en los quiero matarme y matarte,
empujarte mientras te asomas a la ventana,
para que dejes de darme el coñazo,
para que dejes de joderme la vida.

Hay días de depresión y marasmo en los que,
con una bola de demolición,
echaría abajo mi casa y su interminable hipoteca,
el edificio entero con sus maleducados vecinos dentro.

Hay días en los que me gustaría
no irte a buscar y desaparecer
por la primera carretera que encontrara.
Ser más canalla, sacar los dientes,
partirle la cara al profesor de literatura
que dijo que yo no valía para esto.

Hay días en los que maldigo mi suerte,
mi destino, mi pasado, este echarte de menos.
Hay días en los que todo sale mal
y sería lindo prender un cigarro
mientras derramo gasolina por el paisaje.

Hay días en los que me levanto enfadado,
por no ser yo mismo, por ser tan puta.
porque tú ya no estás, ni vas a estar nunca,
y no puedo contarte quebrantos y miserias,
duelos y misterios.

Hay días en los que no quiero coger el teléfono.

Hay días en los que sólo quiero
ver mis manos manchadas de sangre.

       Marcos H. Herrero.

Comentarios

  1. Así es. Hay días de negrura infinita que no dibujan meta alguna. Hay días en los que no sabemos andar en otra dirección que no sea la de la autodestrucción y el naufragio. Apesadumbrados por nuestros fracasos y derrotas, y con la convicción de que ya hemos vivido todo lo que teníamos que vivir; en un engendro de mundo insoportable, que nos asfixia cada día más.
    Un fuerte abrazo, Marcos.

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