No nos queda otra.
Todavía queda mucho para tocar fondo. ¿Qué? Dice él entre sollozos. Hay personas que tienen malas cartas y en un alarde de optimismo imbécil quieren jugar con esas mismas cartas pensando que van a ganar. No arrojan las cartas a la mesa, ni siquiera pasan cuando es su turno, solamente juegan, juegan sin ocultar sus nervios y sus mohínes, dando largos tragos a su bebida cada vez que pueden. Es tu caso, es nuestro caso. Y los faroles al destino suelen acabar mal. Es un milagro que estés vivo. Has sobrevivido a cosas que otros nunca lo harían. Sobreviviste a tantas puñaladas, puñaladas de gente cercana que no viste venir. Aquél que debería haberte cuidado envenenó tu vaso, y aquella que tenía veneno en la sangre te cuidó lo mejor que pudo, que fue mucho, llevándote sano y salvo hasta el número 23. Creías que podías aguantar todo el fracaso de este mundo, pero en temas de derrota hasta tú tienes un límite. Ya no te ríes tanto cuando pierdes. Ya no enseñas tu boca ensangrentada al vict